sábado, 22 de octubre de 2011

Morir al amanecer

 

Sin piedad. No puedo ahora tener compasión. La observo con extrema repugnancia. Está en la bañera, complacida de sí misma, reflejada en la porcelana blanca. Pero esta vez no estoy dispuesta a consentirlo.. Se que la violencia es siempre una tentación. Pero, hasta ahora, para mí no lo había sido. Sin embargo, debe ser cierto que todo llega en esta vida, hasta el reencuentro con nuestro lado más oscuro.
No me van a temblar las manos. La ahogaré lentamente y no sentiré nada viéndola morir. Y eso que siempre he detestado la tortura y la crueldad gratuita ¿gratuita? ¿Es que alguien pagaría por ser humillado?
Después de todo, el fin justifica los putos medios. Todavía no ha amanecido pero el sueño ya ha quedado atrás como un murmullo apenas audible. Las sombras abrazan la ciudad en una noche que teme ceder un minuto a la luz del día. Mejor que mejor. Así nadie sabra de mi fechoría.
Soy débil. Para mi desgracia, fui educada en la tolerancia, la misericordia y el respeto, y ahora, en este preciso momento, esa espartana disciplina acaba siendo un lastre que me arrastra hacia negras y gélidas aguas donde la venganza y la ira son imposibles.
Lo repito para convencerme a mí misma. La ahogaré lentamente y tiraré sobre su cabeza rosada amoniaco y gel de lavanda. No siento piedad. Tampoco tuvieron piedad conmigo en su momento. Abro el grifo y dejo que el agua ardiente resbale sobre su cuerpo. La veo patalear, desesperada. Su impotencia aumenta mi ira. Pero no he sido nunca cruel y es posible que sea tarde para empezar. Quiero que su agonía sea corta. Abro más el grifo hasta que queda inmóvil, flotando en el agua, entre la espuma. Mientras observo su cadaver, el amanecer me sorprende a través del pequeño ventanuco.
Ahora sólo me pregunto dónde habrá puesto sus huevos esta maldita cucaracha.

2 comentarios:

  1. Hubiese sido más fácil pisarla lentamente y oir el sonido crujiente y húmedo que produce el estallido de su caparazón al romperse en mil pedazos bajo la suela del zapato.

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  2. Pobrecita cucaracha Amparo. ¿Sabes que es el alimento del futuro cuando estemos escasos de ellos?
    Así que la próxima vez al congelador. !!urrrrgggg que asco!!

    Un besito amiga

    Martin Lasky

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