domingo, 20 de octubre de 2013

Atum


La noche se extiende con largos brazos que oscurecen el amanecer. Un amanecer entre nubes rojizas y bancos de niebla que apenas dejan ver los sueños. Es - o algunos afirman que es- el momento de los propósitos de enmienda, de voltear los armarios, de apuntarse a natación, de sacar las mantas del altillo, de mirar hacia atrás y ver que el verano es agua pasada que no llegó ni a mojarnos las plantas de los pies. 
Dicen que es oscuro y se convierte en quimera de soñadores empedernidos. Desvarío de mentes frágiles y animas nostálgicas. Aperitivo de días fríos y noches extensas como campos de trigo. Manojo de hojas desprendidas de la vida. Besos tibios con sabor a mandarina. Tierras mojadas de aguaceros inesperados. Profecía de cielos grises y tristezas sin causa. Refugio de ambiciones inconclusas. Remolino de ocres y amarillos en danza sin fin. 
Y ahora, adivinar la adivinanza y decídmelo sin tardanza: ¿de qué creéis que hablo?

jueves, 17 de octubre de 2013

Cobijos y escondrijos



Por fin se ha ido la pesada ésta. Decía -mi ama, claro está-, que hacía demasiado calor para salir a la calle ¡Y eso que es octubre!, no paraba de repetir. A mí, sin embargo, me gusta este aire ardiente que entra por la ventana en esta tarde de otoño. Me permite tumbarme en el suelo y estar fresquita.
Os cuento cosas. Estoy contenta, muy contenta. El hijo de mi ama nos está haciendo una casita de madera, con clavos y pegamento de ese que te pega hasta lo dedos y te arranca la piel. No está acabada del todo pero yo ya me tumbo allí mientras ellos cenan y ven el hormiguero (no sé qué gracia tendrá ver a las hormigas acarreando comida y entrando y saliendo del hormiguero, pero en fin, los humanos son muy raros).
Dicen que a los gatos les gusta esconderse, pero a mí no me gusta, ni siquiera cuando entra alguien desconocido en casa. Los gatos que se esconden lo hacen porque tienen miedo, están enfermos o, sencillamente están hartos de las caricias de sus empalagosos dueños y desean estar tranquilos.  A Tito le encantan los escondrijos. Igual te lo encuentras debajo del sofá, metido en el transportín o tumbado en la ducha. Yo siempre le digo: 
-"Mau".
 Que en nuestro idioma gatuno quiere decir "¿Dónde coño te metes? Ven a la cama del ama que está muy blandita. (Me refiero a la cama, aunque mi ama también está... blandita), pero él sigue debajo del sofá.Y hablando de cobijos y escondrijos, os relataré la historia  de una gatita que  mi ama recogió de la calle. ¿Qué soy pesada? De acuerdo, pero seguid leyendo que una gata no escribe todos los días.
La minina de la que os hablo era pequeña y asustadiza como un ratón de granero. Estábamos en el pueblo, en esa casa donde siempre se dejan abiertas las puertas. Y resulta que cada vez que entraba alguien, la minigata corría a esconderse en cualquier escondrijo, y tanto se escondió que un día no la encontraron por ninguna parte. Todos estaban muy preocupados por la minina, y alguien - no recuerdo ya quién porque aquella casa era un desfile-, dijo: 
- A lo mejor se ha metido en un cántaro o en un ánfora. 
Yo me quedé escuchando con las pupilas tan dilatadas que mis ojos, en vez de verdes, parecían negros. "Pues lo tiene claro la gatuna" -pensé-, y dije: 
- Mau. 
Que en nuestro idioma quiere decir: "¡no la vais a encontrar en la put... vida". ¿Exagerada yo? Ni un ápice. Por lo visto, el padre de mi ama, que tenía unos ojos muy negros y un bigote muy blanco, coleccionaba botijos, tinajas, cántaros, jarrones, orzas, cachivaches todos hechos de barro. Si en la casa había - todavía hay, aunque el señor del bigote ya agotó sus vidas-, trescientos cacharros de esos, encontrar a la gatita iba a resultar una difícil tarea. Si al menos hubiera sido una maulladora... pero era más callada que un gato sordo. Así que todos se afanaron buscando de cántaro en cántaro, hasta que tras horas de acalorada búsqueda, alguien dijo: 
-¡Está aquí!
Desde el fondo del cántaro más grande del mundo, un felino diminuto de orejas puntiagudas hacía esfuerzos inútiles por salir de su escondrijo. 
Y es que, aunque no lo creáis, jugar al escondite es algo muy peligroso, porque a lo mejor ya nadie te encuentra nunca, o lo que es peor, es posible que ya nadie te busque. Por eso, y como dicen que la curiosidad mató al gato -no sé a qué gato-, yo siempre le digo a Tito: 
- Mau. 
Que en nuestro idioma quiere decir: si te pierdes, yo no voy a mover ni una pata, aunque es más que probable que luego perdiera el rabo para ir en su busca. Después de todo,  Tito es el amor de una de mis siete vidas. 

miércoles, 9 de octubre de 2013

Callejeros.


Ya sé que a algunos de vosotros no os gusta que escriba palabrotas, pero es que hay ocasiones que las palabras no son suficientes para expresar la indignación que sentimos. Y lo digo porque la pija de turno, Ana Isabel Mariño, consejera de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, me está tocando las narices con sus últimas absurdas y bobas ordenanzas. 
Hace unos días, como supongo que todos sabéis, el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid, ha prohibido entre otras muchas cosas, alimentar a perros y gatos abandonados y, por lo tanto callejeros. Yo no vivo en Madrid, pero estoy segura de que en esa ciudad hay personas que alimentan y cuidan a animales domésticos que han sido abandonados por sus putos dueños y que ahora malviven en la calle. Me consta que les dedican su tiempo, su atención y su cariño.  Pero parece ser que según la señora Mariño, los "malos" de esta película no son los que abandonan cruelmente a los animales sino los que los alimentan y atienden. No sé si me estoy volviendo loca o es  que este país  ha perdido el norte, el sur, el este y el oeste. Es curioso que en un Estado donde se puede torturar becerros hasta la muerte (becerradas de Algemesí), lancear un toro igualmente hasta la muerte (Toro de la Vega), embolar a un toro con fuego y golpearle (cientos de pueblos de nuestra geografía), no se pueda alimentar a un gatito de la calle. Me moriría de la risa si no fuera realmente para llorar. Se puede maltratar a un animal, se le puede abandonar, se le puede matar, pero no se puede dar un cuenco de agua a un  perro o a un gato sediento. A esta señora sólo puede decirle que yo le daré de comer a quien me de la gana, y que estoy segura de que esas miles de personas que se dedican a atender, a alimentar y a cuidar a perros y gatos abandonados, lo van a seguir haciendo, a pesar de sus burdas amenazas de imponer multas, que van desde los 300 a los 1500 euros, a las personas que incumplan esa normativa.Con los problemas que ahora mismo tiene este país, señores gobernantes, no se pongan ahora a perseguir a las señoras de los gatos. Con los cientos -miles- casos de corrupción, prevaricación y abuso que se están dando tanto en los órganos de poder como en otras instancias, ¿cómo se atreven a ensañarse con esas personas que lo único que intentan hacer es reparar el mal que otros hicieron? Los gobernantes están -deberían estar-, a nuestro servicio, no en nuestra contra, y  cualquier persona que tenga un mínimo de dignidad humana y de sensibilidad, no puede obedecer esa estúpida normativa.  Como "país desarrollado" nos falta aún un largo camino por recorrer en cuanto a los derechos de los animales se refiere. 
 Ah, por cierto, puestos a no alimentar,  yo no quiero dar de comer a políticos descerebrados.

domingo, 6 de octubre de 2013

La lista


Hace una semana, más o menos, vi la foto que, por todos los medios, había evitado ver: los niños gaseados de un barrio de Damasco. Estaban alineados, tirados en el suelo, parecían dulcemente dormidos, pero estaban muertos. Y hace unos días también leí una noticia en Internet en la que afirmaba que en una entrevista concedida a un periódico estadounidense, el presidente sirio, Bashar Al Assad, había reconocido abiertamente que tiene armas químicas, y no sólo eso, sino que afirmaba que la eliminación de las mismas costaría unos mil millones de dólares. No quiero ni imaginarme lo que costó fabricarlas. 

Y hoy escribo sobre este doloroso tema porque algo me chirría, y mucho. Aclaro antes de ir al grano que entiendo lo mismo de política internacional que de física cuántica, o sea nada, pero tengo claro que algo no me cuadra en este "juego" de la guerra. 
Rusia y, sobre todo, EE.UU están hasta los mismísimos gatillos de meterse en líos que no son los suyos. El pueblo americano está hasta la coronilla -por no decir hasta los h...-, de pagar con muertos propios asuntos y problemas que tienen lugar a miles de kilómetros de la valla de su jardín. Y sus gobernantes se han dado cuenta. Así que, en vez de avasallar, invadir, bombardear y "ver" armas de destrucción masiva a diestro y siniestro, han decidido pedir una lista, sí una lista. 
El presidente sirio, Bashar Al Assad, debe entregar un listado de las armas químicas que posee antes de fin de año, y se supone que el año próximo serán destruidas. A tenor de lo que nos dicen los noticiarios, el señor Putin y el señor Obama se han mostrado muy confiados en que esa lista de armamento químico va a ser entregada. Mientras tanto, los sirios pueden seguir matándose como quieran: a tiros, a bombazo limpio, a pedradas o a escupitajos, que formas de matar y de morir hay muchas. 
Sigo pensando que algo no me cuadra, que la tibieza en la respuesta de los dos grandes -EE.UU y Rusia- me parece un pelín sospechosa. Que no entiendo muy bien cómo el presidente sirio va por ahí concediendo entrevistas a periódicos norteamericanos en las que reconoce su arsenal químico, que por mucho menos que eso en otras ocasiones se ha armado la de Dios es Cristo y que, después de todo, a quién le interesa la vida de los habitantes de un humilde suburbio de Damasco. 
Que alguien me lo explique, por favor, porque yo creo que en este intento de resolución del drama sirio, algo huele a chamusquina. 
P.D. He evitado poner la terrible fotografía de los niños gaseados para no herir sensibilidades.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Mi blog cumple dos años



¿Sois más de dulce o de salado? ¿Os gusta la tarta de fresa o de trufa? No os lo vais a creer, pero mi blog Jazmines abandonados ha cumplido dos años y mi me había acordado. Dos años. Parece poco pero no lo es. Reconozco que en esos dos años no he tenido excesivas visitas - rozando las siete mil-, pero agradezco y valoro cada una de ellas. 118 entradas, la mayor parte de ellas relatos cortos, algún artículo de opinión y los diecinueve capítulos de mi inacabada novela El secreto de Maurice. No ha sido fácil. En medio del mar embravecido de la vida cotidiana, el sin-trabajo, el trabajo basura, los exámenes de mis hijos, los recibos de la escalera, la crisis atacando por todos los frentes, la enfermedad y muerte de mi madre, las deudas, la orfandad, la lucha diaria, han ido surgiendo esos relatos como pequeños náufragos que se resistían a hundirse. Y hoy, dos años y siete días después de crear este blog, no quería dejar de invitaros a todos a este pequeño jardín de Jazmines abandonados. A todos los que me leéis, gracias por vuestro tiempo, por vuestra dedicación, por vuestros comentarios, por estar ahí, al otro lado de la pantalla, quién sabe dónde. A algunos de vosotros os conozco personalmente, a otros supongo que no os conoceré en la vida. Pero no importa, sé que estáis ahí y cuando escribo ya lo hago pensando en mis lectores, y lo hago, peor o mejor, pero siempre ilusionadamente, esperando vuestros comentarios y consejos. 
Así que tomad asiento, coged un trozo de tarta y una copita de mistela porque quiero dar las gracias uno a uno. Y si me olvido de alguien, le recompensaré con una entrada solo para él o ella. 
Gracias, pues, a Ana, Rocío, Jara, Dean, Mercedes, Sastrecillo valiente, Valaf, Trimbolera, Laura, Roland, Manuel, Elías, Comandant, Emilio, Juan, Gemelas, Paco B., Latour, Asun, Elba, Laura, Tramos, Sneyder C., Fernando, Yholan, Ricardo,  Miriam V. Betty, Ampa,  Arwen, Larissa, Santiago, Athelié,  André, Elena, Fus, Tranquilita, Mar, Recetas con Moras, Saldaña, Aáron, Carlos Augusto, Kyra, Rosa, Ojos de la niebla, Sofía, La luna, Ehse, Rebecona, Ester, Chelo, Juglar, Agustí, Pedro Luís, Palabricas, Maia, Trotalibros, Airblue, Rafael h., Pecas, Laky, Marinela, Rafaela, Martín, Elba, Lujanfraix, Andres, Anbelgh, José G., Josep S.,Viçent, Ohma, Jordi M. Miself, Aros43, Il cavaliere rosso, Favole, Ayenkantum, Arruillo, Marozem, Josep M. y Manel A.
Gracias a todos, y ya sabéis que cuando queráis y podáis,  os espero en mi pequeño jardín de Jazmines abandonados. 
Hasta siempre.