miércoles, 3 de abril de 2024

Libros y Feria del libro. Segunda parte.

 

No encontré a Óscar Wilde ni tan siquiera a Hemingway . Ahora bien, quedé sorprendida por la larga cola que un famoso tiktoker tenía para vender su libro. Cuando regresé al stand de Desconeguts, las bolilleras ya se habían ido. 

—¿Qué tal ha ido?—pregunté. 

—Muy bien. Debería haber traído más libros. 

—Me alegro. ¿Me han reconocido?

—En cuanto la han visto.

—¿Me odian?

—En absoluto. Incluso algunas de ellas querían comprar su libro. Ha perdido una buena oportunidad. 

—Soy experta en perder buenas oportunidades.

—No se preocupe —dijo Melquiades mientras se acercaba —. Mi hermano viene ahora con la extensa familia de su esposa Seguro que le compran algún libro. 

Respiré aliviada. 

—Es una familia encantadora. Mi sobrino Albertito quiere ser escritor, pero mi cuñada  trata de quitarle esa idea de la cabeza. Dice que escribir es de gente rara y fracasada. 

Tragué saliva. 

—¿Ha dicho Albertito?

Melquiades afirmó con la cabeza. Yo tartamudeé. 

—Tuve... tuve un pequeño problema con una señora cuyo hijo se llamaba Albertito y quería ser escritor. 

El hombre me miró incrédulo. Continué. 

—Todo sucedió en un tren., del que por cierto acabaron tirándome. 

El apicultor se quedó pensativo. 

—Ahora que lo dice... Mi cuñada me habló de una desconocida que había intentado secuestrar a Albertito en el tren. 

—¿Qué?—grité indignada —. Yo no quería secuestrar a nadie. El niño me dijo que le gustaba escribir  y yo simplemente le animé a ello.

—Entonces es un simple malentendido. Mire, por ahí vienen. Ahora pueden hablar con tranquilidad. Los malentendidos son como las madejas , hay que deslisrlas cuando se enredan.

¿Hablar? La mujer venía hacia mí gritando como una loca. 

—¡La secuestradora del tren! Ni te acerques a ella, Albertito.Ni te acerques. 

Volví a huir a la desesperada . Aquello más que una feria del libro parecía la maratón de Nueva York . Llevaba toda la mañana corriendo, pero libros no había vendido ni uno. 

Agazapada estaba tras un florido matorral cuando noté una presencia a mi lado. 

—Albertito—susurré—, ¿Qué haces aquí? Vete antes de que nos vea tu madre y me tire de los pelos. 

—Mi madre se ha ido y me ha dejado con mi tío . Quiere que le firme un libro un señor con nombre de romano , pero no me acuerdo muy bien de quién es.

—Cesar.

—No. 

—Augusto. 

—Tampoco. 

—Máximo.

—Ese, uno que a veces sale en la tele. 

—Pues debe tener una cola tremenda.

—Llega hasta el infinito. 

—¿Y tú? ¿Sigues escribiendo?

—Todos los días, aunque a veces no me sale bien. 

—Eso es normal. Nos pasa a todos. Tú sigue escribiendo . Y lee mucho. 

—Me gustan mucho los tebeos de Mortadelo y Filemón.

—¿En serio? Aún tengo yo un montón de tebeos en casa. A mí hijo le encantaban. Se moría de risa. 

—Y yo me voy. Mi madre ya ha vuelto . No digas nada. 

—Tranquilo —susurré—. Es nuestro secreto.

El niño se fue al encuentro con su madre y yo me quedé agazapada  como un conejo tras el florido matojo. 

Continuará. 






18 comentarios:

  1. Me parece, Amparo, que a este paso vas a terminar en el Cuartelillo de la Guardia Civil, si es que eso aún existe.
    Pero tú sigue escribiendo, además de corriendo, que es muy divertido leerte.
    Elías.

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    1. Hola Elías, mi más fiel lector. Las ferias se van a acabando, pero vendrán otras historias. Gracias por leerme y por tu comentario. Feliz primavera!

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  2. Como te vea la madre, a parte de no vender un libro, te llevarás un coscorrón
    Al tiempo!

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    1. Hola Alfred. Tienes razón. Hoy en día hay que llevar mucho cuidado con todo. Yo, por si acaso, sigo escondida tras el florido matojo. Gracias por tu visita.

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  3. Me encantan tus textos, tienes magia en las letras y nos haces muy felices leyéndote. Un besote y por supuesto leeré la continuación. Un besazo.

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    1. Hola Campirela. Me estás sobrevalorando, ja ja. Pero si de verdad te hace feliz leerme, yo también me siento muy feliz. Muchas gracias por tu comentario.

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  4. Me salté el anterior, pero tu gracia y tu donosura al escribir, siguen patentes.
    Besos.

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    1. Hola Juan. Ahí vamos
      Si te he arrancado una sonrisa, yo feliz. En este mundo loco hemos de sobrevivir a base de humor. Gracias por leerme y comentar.

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  5. Me ha gustado mucho, como todo lo que escribes, gracias por hacerlo. Me haces pasar un rato estupendo con tus idas y venidas por las ferias.
    Ahora a esperar la continuación.

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    1. Hola Laura. Me lees con buenos ojos y lo sabes, ja ja. Parlem. Bona nit.

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  6. Bien hecho, amiga. Uno quiere seguir leyéndote... Objetivo logrado, verdad?

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    1. Y tanto. Me alegro de tu lectura y espero que hayas pasado un buen rato. Ya solo queda un capítulo de ferias. No quiero cansaros. Gracias por tu comentario.

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  7. El mundo es un pañuelo eh.... ( y además lleno de mocos).
    A la madre chiflada hay que encerrarla.
    Terremoto Crazy se ofrece a hacerlo y en un plis plas acaba con el problema.
    Eso sí, no es reversible.

    Besos.

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  8. Ja ja. Terremoto me da un poco de miedo. Albertito es solo uno de tantos niños sobreprotegidos. Y si, el mundo es un pañuelo, un pañuelo últimamente muy sucio. Gracias por tu visita.

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  9. Felicidades, Amparo, porque sigues manteniendo el interés; por lo que quedo expectante para esa siguiente parte.
    Y aunque tu sigas sin vender una escoba -como decimos por aquí-, hay que ver la parte positiva, de que te estás preparando para las próximas olimpiadas...
    Un abrazo, amiga.

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  10. Ja ja. Es cierto. Un poco mayor soy para el tema de las olimpiadas, pero entrenada si que estoy. A ver si mañana puedo publicar la tercera y última parte de esta feria. Gracias por tu visita y comentario.

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  11. Hola Amparo. Como siempre, tu historial -¿o debería decir prontuario?- de feriante garantiza la sonrisa y la risa sin menoscabo de la mirada reflexiva. Un placer leerte.

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