martes, 25 de abril de 2023

Siniestro total

 Ya estoy de vuelta.  Perdonad mi silencio. Me han tenido "secuestrada" en un hospital de Valencia, aunque la verdad es que llegué a creer que estaba en Guantanamo. Mi vesícula volvió a liarla, mi tensión se disparó y acabé ingresada en una sala de urgencias que era para volver loco al más cuerdo. Mi vecina de cama era un ay, ay, ay constante, y mi vecino, un pobre presidiario custodiado por dos policías nacionales a los que pedía a gritos que lo liberaran de las esposas. 

En la sala, sin ventanas ni conexión alguna con el mundo exterior, reinaba un ruido ensordecedor. Mientras, los estudiantes de sexto curso de medicina hacían cola para fotografiar la imagen que, de mis entrañas, emitía la ecografía. Tres ecografías en tres horas. Pensé que el higadillo me salía por el ombligo. 

Y después de 24 horas de zulo,  por fin me subieron a planta. Eran las once de la noche. Llevaba un día entero, con su noche, sin comer ni beber, y aquello aún se prolongaría 14 horas más. Habría sobornado a alguien por un vaso de agua. 

No os preocupéis. En los próximos episodios os haré reír. La realidad siempre supera a la ficción.