miércoles, 1 de mayo de 2013

Virgenes de España



La niebla ha bajado hasta la ciudad esta mañana como una lengua larga y húmeda. A través de los cristales del balcón, los árboles que pueblan el viejo cauce apenas se ven, envueltos en esa boira blanquecina que todo lo oculta  como capa de tul. La anciana me observa desde su vieja mecedora con los ojos semicerrados mientras yo le pregunto si quiere que le lea un rato. Su mirada brilla y con esa señal me basta. 
El libro elegido es muy antiguo, amarillean sus páginas baqueteadas por el tiempo. El titulo: Las Vírgenes de España, la autora: Josefina nomeacuerdodelapellido. La editorial: Magisterio español. El año de edición, 1945.
Abro el libro al tun tun. Lo mismo me da un relato que otro. Todas las narraciones son muy parecidas, Cuentan la historia de las advocaciones que tiene la Virgen en diversos lugares de nuestro país. Y el libro habla, con metódico detallismo, de cómo surgieron las numerosas imágenes que habitan en capillas y catedrales de todo el Reino. 
 Las buenas gentes de la España medieval querían una imagen mariana para tener a quien invocar en tiempos de discordia y guerra - que era casi siempre-, pero no la tenían ni tenían posibilidades de encargarla. Es por esto que en la mayoría de estas historias,  suelen aparecer tres caminantes o peregrinos, o incluso mendigos, que buscan cobijo en los conventos o en lugares de reconocido fervor. Los supuestos caminantes se encierran en un habitáculo y cuando las buenas gentes ven que pasa el tiempo y  no salen,  piensan que han desfallecido de hambre y abren la puerta. Es entonces cuando  encuentran una imagen de la Virgen realizada con celestial primor. Efectivamente, los peregrinos han desaparecido, razón por la que estas gentes piadosas  suponen que han sido ángeles bajados del cielo para realizar tan excelsa labor.  
A la anciana le encanta que le lea estas historias y a mí también me gusta leerlas, aunque presiento que por motivos bien diferentes. Hoy he escogido la historia de la Virgen de Atocha. Os la cuento resumidamente. Corre el año  720 de nuestra era.  Don Gracián Ramirez es, además de noble estirpe,  un ferviente devoto de una virgen que se conserva en una pequeña capilla, pero un día cuando el piadoso hombre va a rezar, se encuentra con que la imagen ha desaparecido. Desesperado, comienza a buscarla y la encuentra después de varias horas abandonada  entre unos espartos. Don Gracián, convencido de que la Virgen quiere que en ese lugar se construya un oratorio, manda hacer una ermita. Ahora bien, cuando los moros ven edificar los primeros muros, piensan que se trata de una fortificación y se disponen a atacar. Don Gracián, aterrorizado y al mismo tiempo convencido de que los albañiles - convertidos en soldados-  van a perder la batalla frente a las tropas morunas, y presintiendo que si esto sucede, su esposa y sus dos bellas hijas van a ser ultrajadas por los guerreros agarenos, decide... cortales la cabeza a las tres.  
  Cojo aire mientras la anciana me mira espantada desde su mecedora.  
-¿ Eso dice el libro?
Hago esfuerzos por no reírme.
-Sí. 
- Pues qué bruto el hombre - afirma un tanto enojada- 
Bruto y piadoso, el tal Gracián se equivoca en su funesto pronóstico y resulta que es su bando de albañiles/soldados el que gana la batalla. "Triste y arrepentido de haber dado muerte a su familia" - cito textualmente- el noble regresa a su casa y... ¡oh sorpresa!  encuentra a su esposa y a sus dos adorables hijas bordando mantelitos a la luz del atardecer. Vivitas y coleando aunque eso si,   con la huella del cuchillo marcada en sus esbeltas y pálidas gargantas. 
- O sea, que resucitan- me dice la anciana con los ojos abiertos como ensaladeras.
- Eso dice el libro.
 Acabo la lectura apresuradamente  porque me niego a ofrecerle mi confianza y mi preciado tiempo a mentira de tal calibre,  y me pregunto cuántas mentes infantiles - el libro va destinado a los niños- quedarían deformadas con terribles historias como ésta. Pero de todo se aprende en esta viña del Señor y todo tiene sus ventajas.  Después de tan cruel lectura,  pienso que si algún día se nos va la mano y le cortamos la cabeza a lo Tarantino al vecino que no para de dar la murga con la música reguetona, es posible que si somos piadosos y nos arrepentimos, podamos encontrarlo al día siguiente vivito y coleando mientras salimos a tirar la basura. Eso si, con la huella del corte jamonero aún en su cuello. 
 Afortunadamente, la anciana se ha quedado dormida. Decido que es mejor no traumatizarla con estas lecturas, fruto de los primeros años de la dictadura y de una fe tosca y desacertada, producto de leyendas en las que las batallas, los asedios y la religión estaban espantosamente entrelazados siempre en el mismo saco.  
Que Dios nos pille confesados y que Maria nos perdone todas estas descabelladas historias en las que Ella - la Madre coraje que fue- era obligada a cabalgar junto a los guerreros sedientos de sangre y de nuevos territorios que ampliasen las riquezas de cualquier reinecillo de tres al cuarto.  
Que así sea. 

1 comentario:

  1. Hace falta valor para leer esas historias.
    En mi pueblo se dice que "la Virgen sólo se aparece a los tontos y a los pastorcillos".
    Creo que es mejor no filosofar sobre esos dos términos: tonto y pastorcillo.
    Muy buena la descripción de la escena.

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