jueves, 22 de octubre de 2015

Hoy escribo yo, la Pequeña.

Hola. Soy la Pequeña, la gata de Amparo, y no es la primera vez que escribo en su blog. Ella anda muy afaenada de aquí para allá diciendo que sus musas se han ido no sé adónde y no vuelven. No sé que son las musas, pero yo pulgas no tengo, así que no tiene nada que ver conmigo.
Yo lo tengo claro, pero es que los humanos a veces son un poco estúpidos. No hemos ido al pueblo este verano. Ahí está el secreto. Mi dueña ha trabajado todas las vacaciones y nosotros nos hemos tenido que quedar con ella en la ciudad. Me explico. Podíamos habernos ido con sus hijos, que sí han estado en el pueblo, pero es que si ella no está en la casa el tonto de Tito -mi pareja-, se pone nervioso y se escapa, y acaba en un tejado, muerto de sed, de hambre y de miedo.
Cuando voy al pueblo, al principio sólo me atrevo a salir al patio de la casa. El patio es pequeño, está pintado de blanco y tiene dos o tres geranios medio muertos. Luego ya salgo a la calle y me tumbo al sol. Y por las tardes, cuando mi dueña saca un silloncito de mimbre a la puerta de la casa, yo salgo y me coloco a su lado y de vez en cuando me acerco hasta la plaza, pero con mucha precaución. Hay niños malvados que piensan que los gatos sólo sirven para acorralarlos debajo de un coche y tirarles piedras. Mi dueña debe ser de otro planeta porque nos trata muy bien, a veces hasta es cansina.
Me hubiera gustado ver a Pantera y a Olaf, que son dos gatos negros y gigantes que tienen los ojos amarillos. Al principio dan un poco de miedo pero son más buenos que el pan. Tito les bufó un par de veces pero en unos cuantos días parece que llegaron a un entendimiento y no se pelearon más.
La vida en el pueblo es muy tranquila y la casa es muy vieja y muy grande, así que cuando no tienes ganas de ver a gente y que te toqueteen y te acaricien, sales pitando escaleras arriba y te tumbas en la cama de cualquier habitación.  Los amigos de los hijos de mi dueña - uf, qué lío-, dicen que la casa tiene fantasmas, pero yo creo que no he visto ninguno y eso que los gatos vemos más de lo que parece. Supongo que el señor de bigote blanco y ojos negros que a veces pasea por el comedor no será un fantasma aunque tengo mis dudas porque en cuanto entra alguno de los chicos desaparece como esa niebla baja que cubre las montañas por las mañanas.
Bueno, que viene mi dueña. Me voy a ronronear un rato al sol. Quería contaros más cosas, como que los gatos tricolor son -somos- siempre gatas, y si es un macho no puede tener bebés. Y que los gatos blancos son sordos y no oyen los petardos. Y que los gatos negros son muy dulces. Y que... Me voy porque parece que en el super tampoco estaban las musas que tanto busca. Menuda cara trae.

26 comentarios:

  1. La Pequeña es muy bonita , y muy aguda, no se le escapa una (adoro a las gatas tricolor al lado de mi casa hay una huerta en dónde vive Carey, una gata muy lista). Me ha dado rabia eso que los niños le hacen a los gatos, lo de tirarles piedras, que crueldad. También me ha impresionado lo del fantasma, los gatos tienen una percepción especial para esas cosas, um.
    Saludos Amparo, parece que las musas vuelven a acompañarte, me alegro.
    :D

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Ana. La acompañan a ella, sin duda. A la Pequeña se le dan bien las letras y es tan curiosa y tan callada que no pierde ni una. Cuenta lo de las piedras porque a ella me la encontré medio muerta, con dos mesecitos, después de haber sido estampada contra el suelo. Lo del fantasma... lo pongo en cuarentena. Me da un poco de mal. Gracias por leerla-leerme.

      Eliminar
    2. Pues para ser la peque se desenvuelve muy bien con las garras ¡qué buena prosa! Gran parte de mi amor hacia los animales me la han proporcinado los gatos, así que entiendo de pe a pa tus sentimientos. PD: perdona si escribo en este de Ana, pero es que si no es así no lo puedo hacer de otra manera -cosas del internet-. Besos

      Eliminar
  2. Que agradable leerte, en primera persona, pero desde otro punto de vista. Desde la "felinidad" que acostumbras. Me he quedado con la sonrisa puesta.
    Enhorabuena a la Pequeña por su escrito. Y a ti, Amparo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Paco. En realidad, cuando escribe La Pequeña tiene otro estilo, y no me estoy volviendo loca. Es que yo me pongo en su mirada felina. Es tan observadora que a veces te inquieta.

      Eliminar
  3. Hola Pequeña.
    Eres muy bonita y escribes muy bien.
    Amparo también escribe muy bien.
    Hacéis muy buena pareja.
    Cuidaros mucho.

    Besos para Amparo y caricias para ti.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estoy sonriendo de oreja a oreja. Ahora la Peque duerme pero cuando se despierte se lo digo de tu parte. Parece que mis musas ahora están con ella. Gracias. Nos cuidamos mutuamente.

      Eliminar
  4. Al final voy a saber un montón de gatos. Lo explicas muy bien, Pequeña. Pero es que a mí los gatos no me gustan mucho, será porque nunca he tenido uno.
    Cuida de tu dueña, creo que lo necesita.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Elías. Es cierto, cuando tienes un gato te enamoras de ellos. Y no sabes cómo cuidan de mí. Cuando te sientes mal, simplemente se sientan a tu lado y te dan compañía y calor, en silencio. Más de lo que harían muchas personas.

      Eliminar
  5. Bueno, qué gata, muy perceptiva e inteligente. Le gusta la tranquilidad, como a su dueña. Y está bien que así sea. La vida es dulce y se presta a que la paladeemos. Yo que he vivido en un pueblo de provincia y en una casa grande y solariega lo se y también lo he disfrutado. Así que cuando leo a tu gata es como si ingresara nuevamente a ese tiempo y espacio y quisiera quedarme en su ámbito y recorrerlo como cuando era un niño. Gracias por este tan auténtico relato. Dale a tu gata un buen plato de leche con nata, se lo merece.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Amilcar. La ciudad no es para el verano y este año, por motivos de trabajo, he tenido que quedarme en esta ciudad ardiente y húmeda. Yo he echado de menos estar en el pueblo y por lo que se ve, ella también. La vida hay que paladearla, como dices, pero a veces no tenemos tiempo.

      Eliminar
  6. Bueno bueno, que espabilada, como maneja el teclado, nos ha puesto al día de todo. Amparo has tenido una idea estupenda, abrazos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Ester. Ya ves, cuando yo estoy falta de inspiración, escribe ella. Y no, no me he vuelto loca, todavía.

      Eliminar
  7. Esa Pequeña además de bonita es lista, los gatos son especialmente observadores, quizá menos fieles que los perros, pero a melosos no les gana nadie.. Siempre están en el lugar más confortable de la casa ¿a que sí?, me encantan pero no puedo tenerlos, mi hija pequeña es alérgica al pelo de gato entre otras más como al huevo, polen, frutos secos... una lata, solo puedo tener plumas, una ninfa macho de dos años que se pasa el día silbando y se llama Lupito.
    Un abrazo Amparo-Pequeña.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La verdad es que es lista y tranquila. Los gatos tienen un sexto sentido que me encanta. Lo perciben todo, se dan cuenta de cuando estás bien, de cuándo no estás tan bien. Siento que tu hija sea alérgica porque un gato es una gran compañía. Pero las ninfas también son muy graciosas y pueden volar por toda la casa. Gracias por venir por aquí.

      Eliminar
  8. Mira Pequeña dile a tu dueña que esté tranquila, que no pasa nada si las musas le han dado esquinazo por un rato, que tu te ocupas de maravilla de mantenernos entretenidos. Me encantan las historias del pueblo con sus fastanmas incluidos, lo de los chavales no me hace ninguna gracia pero está bien que los humanos estemos al tanto de lo dura que puede ser también vuestra vida en algunos momentos. Espero que aunque vuelvan las musas consigas colarte de vez en cuando para contarnos más cosas.

    Un achuchón Pequeña.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Jara. La pequeña tiene muchas cosas que contar, así que supongo volverá a escribir. Yo sigo buscando mis musas pero deben haberse vuelto invisibles. Por cierto, Jara, dejé un comentario tardío en el texto en el que hablabas de "las edades de los hijos". A ver si compartiendo experiencias llegamos a buen puerto. Un abrazo.

      Eliminar
  9. Me parecen muy originales los relatos desde otra perspectiva, este me ha encantado. Transmite buenas vibraciones. También me gusta ese puntito de ironía que tiene. Genial :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que mi gata es muy lista. Y tiene su propio punto de vista, te lo aseguro. Gracias por venir por aquí, Roland.

      Eliminar
  10. Vengo del blog de Airblue (del "Sueños de Aire Azul") y vi tu blog , y no sabes lo que me alegra haber entrado a curiosear, pues me gusta como escribes, por lo que me tendrás por aquí con frecuencia, para leerte.

    manolo
    .

    ResponderEliminar
  11. Que despiste tengo..
    Si ya soy seguidor tuyo hace tiempo.
    Jo, como estoy

    manolo
    .

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Despistadillo te veo. Pero me has arrancado una sonrisa y te lo agradezco. Me alegra mucho verte por aquí. Ven cuando quieras.

      Eliminar
  12. Hay que ver que desparpajo a la hora de escribir tiene la gata Amparo...
    Me ha encantado leer las vivencias de tan espabilada gata.

    Un cálido abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Sneyder. Ya ves que la gata anda más inspirada que yo. Es una ternura tricolor. Gracias por pasarte por aquí.

      Eliminar
  13. Hola Amparo, llevo un año horrible, muerte de cáncer de viejo amigo incluída. Tengo un trastorno bipolar hace 20 años pero ni los antidepresivos me sacan. Por eso no te leía. Yo tengo dos gatos, me has emocionado. Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola cronista. Este tampoco es mi año. Me alegra mucho verte por aquí y desde estas líneas te deseo mucho ánimo y mucha tranquilidad. La vida no es fácil, sin duda, pero hemos de hacer todo lo posible. Un abrazo, Jesús, y pásate cuando quieras por aquí.

      Eliminar