viernes, 13 de febrero de 2015

Hoy es el día de los enamora... ¿O es mañana?

Lo confieso. He tirado de fondo de armario para este día de San Valentín. He rescatado un viejo texto porque sigo pensando, y sintiendo, igual y porque de vez en cuando es necesario airear las letras para que no se apolillen. 




La canción suena machacona entre coles de Bruselas y pizzas de peperoni. Las cajeras del supermercado están hasta los mismísimos céntimos de escucharla durante todo el día. Hoy es el día de los enamorados, taratata taratata. Una y otra vez. Y todo para que la gente compre tartas de trufa en forma de corazón y embriagadores perfumes de vainilla y jazmín. Hoy es el día del amor y en los escaparates de los bazares chinos se amontonan los peluches con enormes corazones rojos donde puede leerse un te quiero y, en el peor de los casos, un I love you. Y eso que los sentimientos, ya sea amor u odio, se generan en el cerebro, no en el corazón. Pero claro, regalarle a alguien un cerebro de nata sería, además de asqueroso, ofensivo. Y no, no me he olvidado de las rosas, de los enormes ramos de tulipanes o de margaritas, o aquellos otros más pequeños de delicadas violetas. Flores para perfumar la vida cotidiana donde ya sólo se habla de facturas impagadas y de patéticos subsidios. Bombones para endulzar una tarde ventosa de invierno que acaba demasiado pronto porque el tiempo corre como el mismo viento.
Lo admito. No quiero tartas de fresa ni regordetes osos de peluche. Ni siquiera bombones de caja roja o una solitaria orquidea para adornar el batín de terciopelo. Renuncio a un dulce perfume de precio medio para clase media. Este año de profunda crisis voy a ser realista y voy a pedir un regalo que cambie el color de la tarde, o quizás de la propia vida. Quiero, por ejemplo, un cheque en blanco. ¿Es demasiado? quizás sea mejor pedir una esperanza, un paseo por la playa, una tortilla de patatas, un anochecer de nubes rojas, un trabajo digno, una tarde de lluvia junto a la chimenea (la chimenea la tengo; la tarde de lluvia es difícil por estos lares), una sonrisa, un recibo de la luz que no sea de infarto, una caricia recuperada, una cerveza muy fría, una canción que me devuelva los sueños, una buena noticia, una mañana soleada, una película de amor, un buen libro, un suspiro, una mirada cómplice, un correo inesperado, un geranio francés, una larga siesta, una palabra siempre esperada, un chocolate caliente, ver anochecer en el balcón, la luna, el sol, el mar, la tierra, la luz.
Y si es posible, una rosa roja, enorme como una luna llena, y cuyo perfume se extienda sobre esta tarde de febrero como un buen presagio.

17 comentarios:

  1. En definitiva lo que menos importa es celebrarlo el día 14. Celebrar haciendo algo que nos haga sentir bien...celebrar, sobre todo que estamos vivos, que tenemos esperanza, que podemos pasear por la playa cuando nos apetezca, solos o acompañados, que un libro siempre será nuestro aliado, que existen muchas miradas...y todo lo demás...
    Lo que veo más difícil es lo del recibo de la luz...

    Besos Amparo

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    1. Ja, ja. Y eso que no pago mucha luz. La verdad es que paso de San Valentín y me conformo con que nadie me regale una entrada del bodrio de Grey. Por ahí si que no pasaría.

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  2. ¡ Hala, venga a pedir !
    Te va a pasar como con los Reyes. De tanto como pides, se va a cansar San Valentín y, al final,... una colonia baratera.
    Que yo no es por no celebrar, que si hay que celebrar, se celebra... pero celebrar pa ná.
    Muy bien, la cuestión es quitarnos años de encima.

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    1. Yo creo que ni colonia baratija, así que por si acaso me he comprado unos preciosos pendientes de un euro. Alguna que otra vez hay que tirar la casa por la ventana ¿no?

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  3. Un buen fondo de armario el tuyo. No sabía que había que pedir deseos, pero me apunto. Deseo que todos logren aquello que necesitan. Un abrazo

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    1. Yo deseo quedarme como estoy, que mis hijos sean felices, que mis gatos me sigan haciendo compañía y que el sol siga entrando por la ventana todas las mañanas. Y cuidado con los deseos, que a veces se cumplen.

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  4. Yo me hubiera conformado con que me regalaran una ilusión.

    Besos.

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  5. El cheque en blanco ya lo tienes Amparo: la pantalla en blanco cuando comienzas a escribir una entrada para el blog. ¡Que sea por muchos años!
    Y nosotros que lo leamos.
    1b7.

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    1. Que sea por muchos años. la pantalla en blanco da tanto miedo como el folio en blanco, pero más pronto o más tarde, nos enfrentamos a ella. Gracias por tus ánimos.

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  6. No me gusta nada esta celebración, como los días del padre, la madre y demás fiestas a mayor gloria de los centros comerciales.
    Te entiendo perfectamente, suscribo tus peticiones. Mucho más valiosas para este y para todos los días.
    Me alegro de que hayas tirado de este fondo de armario y haber tenido la oportunidad de disfrutar este texto.

    Besos

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    1. En la vida, las cosas que más deseamos casi nunca se pueden comprar. ¿Se puede comprar una sonrisa, un reencuentro, una palabra? Un padre, una madre, un amor, son para todos los días. No pongamos fronteras a nuestros sentimientos, a ver si nos llega algo. Gracias por este comentario.

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  7. Pues nada, Amparo, que consigas tus deseos. Por mi parte, va una ración de amistad, que aunque sea online, creo que nos vendrá bien para los tiempos que corren.
    Un abrazo

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    1. Acepto esa ración de amistad encantada. Porque hay que ver lo que aguanta la amistad. Nos seguimos leyendo.

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  8. Peticiones muy bonitas que yo creo que son aplicables para todos los días del año, ¿verdad? Que nos lo vayan dando cada semana, primero la rosa grande como la luna, luego la tarde de lluvia ante la chimenea con una taza de chocolate caliente, luego una buena noticia, al día siguiente un suspiro viendo una película de amor, y la cerveza fría para cuando llegue la mañana soleada, el paseo por la playa y la larga siesta... Todos esos regalitos irlos recibiendo así, por rachas, para sentirnos siempre radiantes de felicidad, y que no falte el mejor regalo, el amor de verdad, el sincero y fiel.
    Saludos Amparo, ¡feliz martes de Carnaval!
    ;)

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    1. Gracias Ana. Poco a poco vamos descubriendo que las cosas más pequeñas de la vida son las que nos aportan felicidad. Hace unos días estaba en mi momento de relax, viendo pasapalabra con una mantita por encima y sobre la mantita, mi gato durmiendo. Y de repente le dije a mi hija: soy feliz, ahora mismo no necesito más. Evidentemente, mi hija que es joven me contestó: Qué poco le pides a la vida. Y es posible que ese sea el quid de la cuestión. Pues eso, una cerveza fría, una paseo por la playa, una larga siesta.

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  9. ¡Qué bien que retratas y qué bien que relatas, Amparo, por Dios!!! Tus prosas son pequeños poemas, no tienen una palabra de más ni tampoco de menos. El día de San Valentín o el que fuere en el que se festeje algo, lo que sea para que los comerciantes vivan mejor, si la crisis nos enluta a todos o empalidece los colores, o enfría nuestros entusiasmos, pediríamos todo lo que tu enumeras, la buena película de amor, una cerveza fría, un paseo por la playa, etc.

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