Cuando salió a la calle aquel segundo día de Navidad se quedó perpleja. Allí, sobre la acera humedecida por la escarcha de la noche, estaba escrita la frase con la que tanto había soñado. Con letras grandes, mayúsculas, pintadas en rojo, él había escrito por fin las palabras ansiadas, incubadas durante tanto tiempo allí donde el alma pierde su nombre.
Sonrió. lo sabía. Lo había sabido desde hacía tiempo, pero no lo esperaba tan pronto. Sintió su corazón henchido de amor. La sangre escalando sus mejillas y dilatando cada poro de su piel. Fue consciente de que sus ojos brillaban hasta las lágrimas. Volvió a leer
Te quiero, Paula
¿Nos casamos?
Retrocedió sobre sus propios pasos como si hubiera visto al peor de sus enemigos. Entró precipitadamente en el portal y en el ascensor. Las manos le temblaban tanto que apenas acertó a darle al botón de su piso. Abrió con dificultad la puerta y la cerró de una patada. Tiró el bolso al suelo y corrió al teléfono. La voz de él sonó soñolienta. Ella advirtió entonces que todavía era muy pronto.
- Que sí, Manuel - dijo con voz temblorosa-, que nos casamos.
Se produjo un instante de silencio, un silencio tenso sólo roto por la respiración agitada de Paula.
- ¿Qué? - interrogó él con voz bronca-. ¿Te has vuelto loca?
Había creído saberlo desde hacía tiempo. Estaba convencida de que, más pronto o más tarde, escucharía o leería aquellas palabras. Lo que no sabía es que, desde hacía apenas dos meses, en el tercero vivía otra Paula.
Com diuen en el meu poble:
ResponderEliminar"Qui té fam somia amb panellets"
Dicho en román paladino: No hay que "preciputarse" porque es de mujer mundana.
Como siempre la sorpresa final. Muy bueno.
Ja, ja. No hay que precipitarse o corremos el riesgo de caer en el más absoluto ridículo. Gracias Elías. feliz año.
EliminarEnhorabuena una vez más.
ResponderEliminarY gracias por hacernos mostrar una sonrisa en estos días tan tristes.
La verdad es que son días tristes y oscuros, de intolerancia y dolor. Pero hay que seguir escribiendo- a veces contracorriente-, y arrancaros una sonrisa es para mi un honor. Gracias Paco.
EliminarA ti te felicito por escritora, a ella le llamo la atención por precipitarse. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Ester. Escritora son palabras mayores pero intentaré hacerme merecedora de ella. Y "ella", la del relato, se lo merece por precipitarse. En temas de amor hay que andar con cuidado.
Eliminar¡Pobre Paula primera! Si es que no hay que fiarse de los anónimos.Y seguro que la Paula del tercero no quiere saber nada del matrimonio. Si es que nadie está contento con lo que tiene. :))
ResponderEliminarMe ha encantado Amparo. Es genial como consigues sorprendernos con tus finales.
Besos
Hola Jara. No hay que hacerse ilusiones precipitadamente y, sobre todo en el amor, hay que andar con pies de plomo. Me encanta que te encante y gracias por tu comentario.
EliminarQue chasco, pero como bien comenta Jara es lo que tienen los anónimos.
ResponderEliminarSaludos
:D
Incluso no hay que fiarse de lo que viene firmado, así que imagínate de los anónimos. El amor es lo que tiene, nos hace ciegos, sordos y un poco tontos.
EliminarTremenda sorpresas!!
ResponderEliminarUn abrazo.
De eso se trata Ricardo. No hay que hacerse más ilusiones que las posibles. De lo contrario corremos el riesgo de hacer el más absoluto ridículo.
EliminarJojojoojooooo
ResponderEliminarEres casi peor que yo eh...
Besos.
Bueno Toro, eso va a ser difícil porque tu tiras a matar. Me encantan esas risas, pobre Paula.
EliminarHabrá que tomar medidas y aprenderse los nombres de los vecinos, por si acaso.
ResponderEliminarUn abrazo
Sería interesante para no volver a hacer el ridículo. Ya he leído el cuarto capítulo de tu novela. A ver cuando llegan más.
EliminarMenos mal que ha sido una historia cortita y no nos ha dado tiempo a encariñarnos con Paula, porque si no.... menudo chasco!. Nos queda la moraleja: No todo gira a nuestro alrededor y lo mejor es no toamrse las cosas de forma personal.
ResponderEliminarEl otro día cuando salí de mi patio alguien había pintado en el suelo, frente a la puerta: "Te quiero bicho" y me dije: "Lo de bicho no puede ir por mi, porque soy guay del Paraguay".
Un besazo Amparo y Feliz año.
HolaAllweber, es precisamente eso, que a veces pensamos que todo va dirigido a nosotros, lo bueno y lo malo, nos creemos el centro del mundo y no lo somos. La verdad es que a mi nadie me ha escrito un mensaje en la acera y... No estaría mal. Gracias por tu comentario.
ResponderEliminar