lunes, 14 de mayo de 2012

Un lunes de mayo




La ciudad despierta entre rayos de sol filtrados a través de la húmeda calima. Es de nuevo lunes, un lunes henchido de sueño y legañas adheridas a unos ojos que no terminan de ver nada claro. los folios en blanco son como vastos precipicios que sucumben en un mar de letras. Y las letras siguen sin encontrarse en este tiempo de desvarío que sólo la rutina consigue recolocar.


Abro el correo electrónico mientras intento despertarme del todo. Los abrazos virtuales crecen tanto como las malas hierbas en un campo de trigo. U n a b r a z o, leo varias veces. Y es que es tan fácil escribir ocho letras El mensaje llega sin mensajero a través de un espacio sideral donde los agujeros negros permanecen agazapados a la espera de tragarse nuestro tiempo. Y yo me pregunto que ha sido del mío, de aquel tiempo de risas y sonrisas, de margaritas silvestres, de besos en la playa, de dulces madrugadas, de sueños que rompían la razón.


Anoche leí la Biblia. A veces lo hago a pesar de mi vista cansada y de mi fe maltrecha. La cojo, la abro por cualquier página y leo. Y ayer me encontré con esta inquietante frase: Como quien intenta apresar la sombra y perseguir el viento; así es el que se apoya en sueños. Estaba claro, pues. Descubrí en un instante de tediosa tarde de domingo, que me he pasado la vida intentando atrapar mi sombra escurridiza y persiguiendo un viento que corría más que yo. Y más aún, en el libro de Sirácida, a las personas que sueñan, quizás en exceso, se les tilda de necios. De todas formas, no hice mucho caso. Soy fiel al Nuevo testamento, pero del Antiguo no me fío ni un pelo, y si alguien se decide a leerlo con atención y gafas de quince aumentos, me comprenderá enseguida. A pesar de esa aprensión, no puedo dejar de confesar que sentí un cierto fastidio y me fui a preparar la cena buscando refugio en mi pequeña cocina de origen.

Hoy es un lunes de mayo, mes que odio más que al maldito polen que segrega. Y mientras la ciudad despierta entre nieblas matutinas y humos de pavorosos incendios, me pregunto angustiada qué haré hoy, adónde iré, para quien serán mis sonrisas, y qué agujero galáctico se tragará de un soez bocado los abrazos que hoy habría podido dar en un cuerpo a cuerpo desesperado.

3 comentarios:

  1. Hace tiempo que espero relatos un poco más alegres. Algo más parecido a como eres tú. Ojalá que el tiempo borre pronto este período tan duro que has vivido.

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  2. !! Fantástico como siempre Amparo!!

    Un besote.

    Manolo

    http://labolsadelmercader.wordpress.com/2012/05/14/un-lunes-de-mayo-por-amparo-puig-valdes/

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  3. Cuando escribo esa palabra, abrazos, tengo la sensación que describes, sólo que enseguida pienso que ojalá fuese verdad y tuviésemos la oportunidad de abrazarnos más a menudo, nos liberaríamos de una gran carga emocinal. El mundo anda necesitado de amor y no estará de más que lo demostremos.
    Me quedo con la letra y el espíritu de tu post, Amparo y te felicito por él.
    Y por supuesto, te mando un abrazo.

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