La feria medieval me fue bien. Vendí seis libros, uno de ellos a mí vecino de enfrente que ofertaba quesos artesanales con olor a calcetín; otro a la echadora de cartas, dos mas al alcalde, un real mozo por cierto, y otro dos a la pareja de la guardia civil que quería desmontarme el chiringuito porque no tenía los permisos municipales correspondientes. Al final, vieron que mi recaudación era tan miserable que no solo no me hicieron pagar la tasa sino que se llevaron sendos libros a sus casas.
Había vuelto ya a casa con los pies hechos un migoño, y allí estaba yo, mirando hipnotizada la estantería donde mis libros iban acumulando polvo e insectos. En esas llegó mi hijo.
—Tienes una carta de Cerezuela de abajo.
—Eso no existe.
—Y tanto que existe. Lo acabo de buscar en Maps.
—¿Y por donde cae? — pregunté sin pizca de entusiasmo.
—Lejos, pero puedes coger el coche.
El corazón me dio un vuelco.
—Hace seis años que no me habló con él. No me gusta conducir.
—Pero es que a ese pueblo no llega el tren.
—¿Ni el autobús?
—Nada.
—Pues vamos bien con el transporte público. ¿Y de qué es la feria?
—De setas, gurumelos y champiñones
—¿Gurumelos? Eso tampoco existe.
—Búscalo en...
—Ya, ya, en Google. como todo. ¿Pero es en serio?
—Y tan en serio.
—¿Y tú crees que ahí puedo yo vender mi libro?
Mi hijo se encogió de hombros.
—A sitios más raros has ido.
Tenía razón. Todavía recuerdo la feria de los bolillos y de las tiritas. Seguro que ellos también se acuerdan de mi.
—De acuerdo, cogeré el coche. ¿De qué color era?
—¡Mamá!
Y apúntame también la marca. ¿,Era alemán o japonés? ¿Gasolina o diesel?
—Haré como si no te hubiera oído.
Dejé la autovía una vez hice los primeros cien km. Mi hijo me había activado un cachivache en el móvil que te decía en todo momento que debías hacer: en la primera rotonda tuerza a la derecha y luego a la izquierda. Tome la primera salida, cruce el puente, coja la carretera secundaria, al tercer pino se desvía a la derecha... Cuando estaba a punto de matar a aquella máquina siniestra que no paraba de hablar, sentí un plof y luego el coche se desvíó y fue a parar a la cuneta. Mis peores presentimientos se estaban cumpliendo. Había pinchado. Pero ¿Sabía yo acaso cambiar una rueda? ¿Llevaba rueda de recambio? Y de llevarla, ¿Dónde estaría?
Mi ansiedad subió tres puntos. La carretera estaba desierta. Sentí un escalofrío. Miré el móvil. Me estaba quedando sin batería y no tenía cobertura.
¿Y ese aullido? Ay, por Dios. Debía salir de allí lo antes posible. (Continuará).
La cosa promete.:)
ResponderEliminarBesos.
Gracias. Estás ferias suelen dar de si. Gracias por tu comentario.
EliminarMe alegra a volver a leerte estas cositas tan bonitas que nos dejas. Aventuras de las buenas.
ResponderEliminarUn besazo, feliz semana
Hola Campirela. Tal como está el mundo hay que buscar pequeñas rendijas para poder reír. Gracias por leerme.
EliminarPues sí, que continué, que me gusta.
ResponderEliminarContinúa. Está mujer se mete en cada lío. Gracias por leerme.
EliminarPues ha de continuar porque ahora se ponía interesante.
ResponderEliminarUn abrazo
Ay ese aullido... ¿Qué será? Gracias por leerme.
EliminarOye, que da cosa eh...
ResponderEliminarJo... a ver ese aullido.
Besos.
Ja ja. Da miedo perderse en el monte.Aa ver de dónde viene el aullido.
EliminarPues la continuación que sea pronto, Amparo, que esto está muy interesante.
ResponderEliminarElías.
Gracias Elías
EliminarEn ello estoy . No te creas que tengo mucho tiempo con dos hijos que aunque trabajan, no pueden independizarse, y tres gatos que no quieren independizarse. Gracias por leerme.
Qué buen relato, capaz de dejarnos en suspenso. Quedo Q.A.P Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarHola Carlos. Me alegro de que te guste. Muchas gracias por leerme y comentar.
EliminarMe has tenido en vilo durante todo el relato ... ya estoy esperando la continuación.
ResponderEliminarHola Enrique. En ello estoy. Espero que te guste. Gracias por comentar.
EliminarHola soy Laura. Amparo lo tuyo es crueldad mental !!como nos dejas así!!
ResponderEliminarDices "continuará" y ya está. Pues no está.
Ya puedes escribir la continuación, y puesta a escribir podrías escribir el libro que se merecen estas mini narraciones, porque son muy buenas.
Gracias Laura. Es que tú me lees con muy buenos ojos. Haré ese librito.
EliminarHabrá que lidiarlas con la naturaleza ¿O tal vez con algo más siniestro? A ver que pasa.
ResponderEliminarLa cosa se va a complicar un poco. A ver si entre hoy y mañana subo la continuación. Gracias por tu visita.
EliminarMuchísimas gracias por entrar en mi blog y quedarte. Me alegro de que te hayas reído. Ese es el objetivo. Ahora me paso por tu blog. Bienvenida. Gracias por tu comentario.
ResponderEliminarComoo decimos por estos lares, con esa detención, la cosa se puso jodida. Seguimos Q.A.P Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarHola Carlos Augusto. Se va complicando la cosa. Espero que mi personaje salga airoso. Muchas gracias por tu comentario.
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