Ya ni recuerdo la última feria a la que fui, así que tendré que hacer un recorrido por mi propio blog para refrescar...
— Mamá, te acaban de invitar a otra feria.
Estoy segura de que mi semblante reflejó una gran alegría.
—Caray, aún se acuerdan de mi —dije ya con una sonrisa de oreja a oreja.
—Es que tú eres inolvidable...
No quise indagar en aquella afirmación. Hay halagos más peligrosos que una serpiente de pitón.
—¿Y de que va la feria, hija?
—Es una feria de torreznos.
No quiero imaginar cuál sería mi expresión en ese momento.
—Y en concreto—pregunté— ¿Qué es un torrezno?
—Creo que es tocino frito o asado o algo parecido. Búscalo en Google.
Y allí me quedé yo, hundida en el sofá, frente a la estufa, al sol del invierno, rodeada de gatos anaranjados e intentando imaginar el color y el sabor del torrezno.
—No lo veo, hija. Me imagino a piaras de pequeños y dulces cerdos camino de convertirse en terreznos.
—Torreznos—corrigió mi hija—, pero qué dices, si tú comes jamón...
—Poco, que es muy caro. Y desde que mi vesícula se llenó de piedras nivel meteorito, más bien le doy al jamón de pavo.
—Pues pobres pavos...
—Mira, no empecemos. No veo lo del terrezno...
—Torrezno.
—Pues eso, no me gusta ni el nombre. Me imagino a la piara de cerdos endemoniados cayendo por el terraplén .
—¿Qué piara, qué terraplén? ¿De qué estás hablando?
—La piara de cerdos que en realidad eran demonios incontrolados, hija. Hebreos 11.Que poco sabéis la juventud de historia sagrada.
—¿Y quien tiró a los cerdos por el terraplén?
—Nadie. Se precipitaron al escuchar las palabras de Jesús.
Creo que mi hija quedó en shock. Sin duda era mejor dejarlo estar.
—Hay otra carta mamá. Una feria medieval en Giletum.
—Oh, eso es ya más apetecible.
—Pero tú libro tiene poco de medieval. Igual no les interesa.
—Qué más da, hija. Ya sabes que en mi libro, de refilón, sale la Segunda Guerra Mundial, y si algo tienen en común todas las épocas es que los hombres siguen matándose unos a otros como si no hubiera un mañana, Voy a apuntarme a esa feria y a comprarme en el bazar un disfraz medieval. ¿Crees que tengo yo cara de medieval?
¡ Qué alegría, Amparo, poder volver a decir mis tonterías en tu blog !
ResponderEliminarGracias por volver.
A mí me encantan los torreznos. Todos. Con tal que sea tocino frito.
Pero, me han dicho que, en realidad, los que amí me gustan más son los torreznos de Soria.
Un abrazo,
Elías.
Las tintadas las digo yo, ja ja. Te aseguro que nunca he probado un torrezno, aunque dicen que los de Soria son los mejores. Gracias por comentar.
EliminarLos diálogos con tu hija son geniales.
ResponderEliminarMe encanta el buen humor.
Besos.
Hola Toro. Si no le echamos algo de humor a la vida sería insufrible. Gracias por tus palabras.
EliminarDe los cerdos hasta los andares jajaja Me hizo sonreír tu entrada.
ResponderEliminarUn abrazo
Me alegro. Es lo que pretendo. La risa es muy liberadora. Gracias por tu visita. Nos leemos.
Eliminar¿Dónde es la feria de los torreznos? Torreznos y vino, perfecto.
ResponderEliminarHola. Está en Soria. Confieso que nunca los he probado y también confieso que nunca he estado en Soria. Habrá que ponerle remedio. Gracias por comentar.
EliminarHola. Está en Soria. Confieso que nunca los he probado y también confieso que nunca he estado en Soria. Habrá que ponerle remedio. Gracias por comentar.
EliminarSingular relato, Amparo. No sé si era correcto hacerlo, pero me he muerto de risa/sonrisa hasta convertirse en risa completa con el final que defines.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Hola Enrique. No sólo es correcto sino deseable haceros reír. Nos leemos. Gracias por comentar.
EliminarMe gustan mucho, si tu no vas voy yo jeje. Los de Soria son famosos y además hay una serie de parajes maravillosos para recorrer, Una provincia que sorprende. Gracias por el humor y te mando un abrazo grande
ResponderEliminarHola Ester. Nunca los he probado, pero tendré que hacerlo. Y sí, pienso que Soria, al menos para mí, es una gran desconocida. Abrazos y gracias por leerme.
EliminarMe alegro mucho de volver a una feria de la mano contigo.
ResponderEliminarPorque eso quiere decir que ya estás mucho mejor y eso siempre es una gran noticia.
Y los torreznos son deliciosos y el paisaje para ir a comerlos muy bonito. Un besote.
Hola Campirela. Y a mí me alegra verte por aquí. Toda España es preciosa. Estoy mejor, gracias. Gracias por tu comentario.
EliminarHola Amparo, lo primero es agradecerte tu paso por mi blog. No te conocía. Paso ahora y lo que veo me gusta, así que, con tu permiso, me quedo. Ya soy seguidora tuya.
ResponderEliminarLos torreznos son muy sabrosos, no debes comer muchos, pero cuando lo hagas, disfrútalos. En El Quijote, se nombra a ese manjar, rico, rico, rico...
Un abrazo.
Hola Franconetti. Bienvenida a este pequeño jardín de Jazmines abandonados. He llevado una dieta super rígida durante diez meses, pero como ya no tengo vesícula creo que ya puedo probar los torreznos. Nos leemos. Gracias por tu visita.
Eliminar¡Hola, Amparo!
ResponderEliminarMe quedo agregada a tu blog,
No me parece que tengas cara de medieval, pero te va muy bien el atuendo 😊
Besitos de anís.
Ja ja. Gracias. Y gracias por quedarte. La semana que viene, otra feria. A ver si consigo vender mi libro. Gracias por tu comentario
EliminarAvisa de la próxima feria a la que vayas. ¡A ver si coincidimos!
ResponderEliminarUn beso.
Hola de nuevo. No creo, ja ja. Voy de mentiras. Es más prudente. Gracias por tu visita.
ResponderEliminarMe lo paso tan bien con tus escritos, que los estoy releyendo y éste no lo había comentado, pero se comenta por si solo. Genial.
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