La amapola abrió sus pétalos al sol de primavera. Había crecido sobre la yerba pisoteada, pero se alzaba arrogante, delicada, roja como la sangre. Miró a su alrededor. ¿Dónde estaban los tulipanes, los tréboles, las margaritas? ¿Por dónde corrían los niños y reían las ancianas? ¿Adónde habían ido los pájaros con sus molestos gorjeos?
Pero no obtuvo respuesta a ninguna de sus preguntas. Cuando llegó la noche, la amapola cerró sus pétalos y se durmió en medio de un silencio que no era agradable, sino inquietante. De vez en cuando escuchaba sonidos rotundos y resplandores que le hacían creer que ya había amanecido.
Pero la amapola, delicada, roja como la sangre, no llegó a ver amanecer. Con la primera luz del día comenzó a abrir sus pétalos y solo vio ante sí la gran rueda de un viejo tanque que avanzaba sin compasión. ¿Dónde estaban los niños que corrían y dónde las ancianas que reían?
Fue lo último que pensó
Excelente uso de la teoría del iceberg, popularizada por el gran escritor estadounidense Ernest Hemingway. Diciendo un poquito en realidad estás diciendo un montón, solo que hay que descifrar el mensaje y leer entre líneas.
ResponderEliminarNo conocía esa teoría, pero creo que has acertado. En temas tan trágicos es mejor insinuar que describir. Gracias por comentar.
Eliminarola bom diaaa
EliminarHola María.Gracias por pasarte por mi blog. Bienvenida.
Eliminar¡ Pobre amapola !
ResponderEliminarAunque quizá, tal vez, no fuera una amapola, sino que, en realidad, fuera una mancha de sangre.
¡ Pobre Humanidad !
Cierto. Pobre humanidad, tan cruel, tan indefensa, a veces tan inocente como esa Amapola. Gracias por comentar, Elías.
EliminarSi las flores y los animales hablaran, cuánto nos dirían, Amparo...Le has puesto voz a una sencilla amapola, que pronto llenará los campos de nuestras ciudades y pueblos...La vida está siendo destruida y a la tierra entera le duele. Muy bueno ese mensaje, amiga.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y feliz última semana de abril.
Gracias María Jesús. Esa guerra nos está matando un poco a todos. Qué difícil se hace seguir creyendo en el ser humano. Gracias por comentar. Feliz mayo.
EliminarLas amapolas siempre me han parecido unas flores extrañas y fuera de lugar. Con sus pétalos sutiles como alas de mariposa no debieran nacer entre las hierbas sino en un escenario de ballet clásico. Allí estarían a sus anchas, entre el tutu de las bailarinas y las minúsculas zapatillas que, por supuesto, no las pisarian.
ResponderEliminarAl elegir esa flor y contrastar su fragilidad con la brutalidad y fuerza de la rueda de un tanque, el relato te queda redondo.
Me lees con muy buenos ojos, Laura. La fragilidad de la amapola es nuestra propia fragilidad. Su confusión es la nuestra, y su destrucción es también la nuestra. Gracias por pasar por aquí. Cada día escribes mejor.
ResponderEliminarOh, con lo amante que soy de las amapolas, tan bonitas erguidas entre trigales. Malditos tanques. Y que bien plasmas la situación empieza como una metáfora y termina en una guerra. Abrazos
ResponderEliminarGracias Esther. Pretendía transmitir el dolor sin ser desagradable. A mí también me encantan las amapolas. A ver si salen en mi jardín de jazmines abandonados. Gracias por comentar.
EliminarSomos tan vulnerables como esa amapola.
ResponderEliminarLos tanques no tienen piedad... ni con las amapolas ni con nada.
Maldita guerra.
Destruyen cuanto tocan. Todos somos amapolas bajo sus ruedas. Gracias por tu visita
Eliminar¡¡¡En tan poco dices tanto!!! La metáfora delicada como la amapola y contundente.
ResponderEliminarGracias. Esa guerra me conmueve. No respeta nada. Quería tocas el tema sin ser escabrosa. Gracias por comentar.
EliminarQué triste pero a la vez que bonita tu sensibilidad.
ResponderEliminarHola Tracy. Lo dicho. Todos somos amapolas bajo las ruedas de los tanques. Gracias por pasarte por mi jardín.
EliminarMe gusta cómo escribes y como describes
ResponderEliminarYo tampoco conocía esa teoría, decir poco e insinuar todo lo que la mente del que lee es capaz de imaginar, según su sensibilidad, según sus conocimientos, según sus creencias...
La manejas estupendamente.y si, que triste situación y pobre humanidad!
Un abrazo!
Hola Marianela. Qué alegría verte por aquí. Te aseguro que yo tampoco conocía la teoría del iceberg. Me lo comentó mi hijo. Hay temas que es mejor tratar con delicadeza, sobre todo ahora que se valora tanto lo explícito. Un abrazo.
EliminarQué texto tan fino, tan delicado y, a la vez, tan brutal. Fantástico.
ResponderEliminarGracies filla. Está clar que t',agradat. Parlem.
EliminarImpresiona.Por un momento fui una amapola contemplando la muerte.
ResponderEliminarBeso***
Hola Dalia. La guerra es tan horrible... Destruye todo lo que puede. Gracias por pasarte por aquí.
EliminarUna humilde amapola testigo de una historia de guerra y destrucción, sin niños jugando ni flores en los parques.
ResponderEliminarUn post excelente para indicar que la guerra es una m.
Hola Alfred. La guerra ni tiene ningún sentido y el dolor se extiende mucho más tiempo de lo que dura una guerra
EliminarGracias por visitar mi blog.
Has hecho de una flor silvestre testigo de una devastación, muy bueno .
ResponderEliminarGracias por tú visita y me gusta lo que he leído . Un saludo feliz noche.
Hola Campirela. Gracias por tu visita. Me duelen las guerras que no solo matan a los que matan sino a los que sobreviven y deben vivir con tantos terribles recuerdos.Nos leemos.
EliminarQué triste realidad, el hombre avanzando sobre la belleza y la naturaleza. Pisoteando todo, destruyendo.
ResponderEliminarUn gusto conocer tu blog, me quedo por acá.
Saludos!
Hola Sindel. Bienvenida a mi jardín de jazmines abandonados. La guerra acaba con la inocencia en todas sus formas. Quédate cuanto quieras. Gracias por comentar.
EliminarUna flor como desprevenido testigo del más infame pesar. Buena metáfora. Abrazo juevero
ResponderEliminarHola Mónica. Bienvenida. La brutalidad contra la belleza y la vida. Solo deseo que acabe pronto. Gracias por comentar.
EliminarGracias por participar en mi. Onvocatoria y hacer que disfrutemos todos de tu sensibilidad.
ResponderEliminarGracias a ti , Tracy. La guerra se lo lleva todo por delante, hasta las flores más inofensivas. Gracias por pasarte por aquí.
EliminarHay una canción que dice "Por favor no piséis las flores...", me la ha recordado tu escrito. un poco triste, pero la vida es así, unos nacen y otros mueren y tu amapola volverá a brotar la próxima primavera.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Airblue. Qué las flores vuelvan a crecer en Ucrania, y los niños vuelvan a jugar. Aunque el sufrimiento siempre pasa factura. Gracias por comentar.
EliminarTriste destino el de esta amapola, testigo y víctima de crímenes contra la Naturaleza y la humanidad. Es la primera vez que te leo. Bienvenida a los jueves, Saludos.
ResponderEliminarHola Myriam. Bienvenida. Y espero que me sigas leyendo. La guerra arrasa con todo, pero sobre todo con la esperanza. Gracias por pasarte por aquí.
EliminarDesgraciadamente, en estos momentos hay demasiadas amapolas sintiendo lo mismo. Dicen que quien no aprende, está condenado a repetir la historia. En este planeta no aprendemos nunca, ¡ que triste !
ResponderEliminarAbrazos.
Hola Lucía. Y ese sufrimiento se prolongará hacia el futuro. Estamos locos. Cuanto dolor
EliminarInservible. Gracias por pasarte por aquí.
me gusta la gente qu escribe bien y vos sos una de ellas te fejo mis huellas los paso para encontranos quizas una noche de verano
ResponderEliminarHola Recomenzar. Muchas gracias. Escribo lo que siento. Desde mi ventana veo las habitaciones que se han habilitado para los refugiados en un antiguo hospital. Esto no debería estar pasando. Gracias por comentar.
EliminarUma papoila tão surpreendida por uma dolorosa realidade quantas as pessoas dos campos que a viram nascer.
ResponderEliminarUm texto realista e inquietante.
Abraço amigo.
Juvenal Nunes
Hola Juvenal. Bienvenido. La flor convertida en un símbolo del sufrimiento humano. Esperemos que acabe pronto. Gracias por comentar.
EliminarFinal sorpresivo. Cuando se acercaba la rueda pensé en la de una cosechadora segando el trigo, pero claro, eso no explica lo de las ancianas y los niños. Otra victima y ya van muchas
ResponderEliminarSaludoss
Hola Gabiliante. Hace unos días estuve en una concentración contra la guerra en mi ciudad. Cientos de ucranianos no podían ocultar las lágrimas. Cuanto dolor. Gracias por pasarte por aquí.
EliminarMe ha encantado tu visión del "monstruo" a través de la amapola, mucho.
ResponderEliminar"Tristes guerras...Tristes. Tristes"
Besitos
Tristes y demoledoras. Y cuando acabe, el dolor y el trauma durará mucho tiempo. Ojalá vuelvan primaveras de paz. Gracias por comentar.
EliminarLa amapola es una de mis preferidas. Son como un manto en el campo. Adornan mucho.
ResponderEliminarBesos
La amapola es preciosa, y es libre y silvestre. Crece donde quiere. En este caso se ha encontrado con la maldad del hombre. Gracias por comentar.
EliminarHola Amparo, creo que paso por aquí la primera vez. El relato sobre tu amapola me ha llevado a recordar una película bélica que vi en la infancia, en una escena se veía un enorme campo de amapolas, y cómo no pensar al leerte en Ukrania. La flor de la amapola es símbolo del recuerdo a los soldados caídos de la Primera Guerra Mundial. Un placer leerte.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Esther. Pues espero verte más por aquí. Gratamente sorprendida me hallo con tantos y tan buenos comentarios. La guerra lo destruye todo e impide el renacer y la esperanza. Esperemos que acabe pronto y las flores puedan volver a crecer. Gracias por tu visita.
EliminarTriste y metafórica la soledad de tu amapola. Ojalá creciera en los fusiles y atascara los tanques.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola José Antonio. Ojalá las flores pudieran detener el avance de los tanques y la sinrazón. Habrá primaveras de paz, seguro, pero el daño ya está hecho. Gracias por comentar.
EliminarEl final es impactante. Me encantó. Las amapolas me encantan.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Albada. Todo lo bello sucumbe a la guerra. Las flores, las risas, los sueños... Ya nada volverá a ser igual. No escarmentamos. Gracias por la visita.
EliminarMe ha encantado el desarrollo de tu precioso relato con esa amapola. Mis felicitaciones.
ResponderEliminarNo sé si conoces que la amapola simboliza en el Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda y Australia a todos los militares caídos en los conflictos bélicos, por medio de una amapola artificial que se coloca en la solapa de las chaquetas y recibe el nombre de "La Amapola del Recuerdo" su historia la recojo en uno de mis post, te lo dejo por si estás interesada en visitar. https://www.unjardinsostenible.com/2022/01/papaver-hybridum-amapola-ruderal-y.html
Tengo un blog de pequeños poemas que inicie hace un par de años y publico de vez en cuando, si te apetece visitar, tu presencia será gratamente recibida e incluso podríamos seguirnos mutuamente, de esa forma estaríamos al tanto de las publicaciones. Se llama: retazosmios.com
Un abrazo y te deseo feliz resto de semana.
Hola. No conocía esa tradición de las amapolas. Muy curioso y emotivo. Encantada de seguirte. Ahora mismo paso por ahí. Gracias por tu comentario y tú invitación.
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