martes, 31 de mayo de 2022

Ferias y libros

 Estoy que me desmayo. La emoción me embarga. Me han invitado a presentar mi novela en una feria. Y me han otorgado la mejor situación, entre el tío vivo y los autos de choque.  Yupi 

Os cuento. Exitazo total en la feria del tío vivo, aunque cierto es que el ruido de los autos de choque me molestó un poco. Estoy tan feliz que levito como Santa Teresa con sus rezos. Y desde mi humilde situación, doy gracias al Universo, saludo al sol y a la carnicera de mi barrio. Vendí siete libros! Los cuatro primeros se los endosé a unos turistas japoneses que iban buscando una guía de la ciudad. Ahora deben estar completamente perdidos por el casco antiguo. Los dos siguientes me los compró una pareja de Testigos de Jehová diciéndoles que aquel libro era una nueva lectura de la Biblia desde el punto de vista de Jehová. Se fueron más contentos que unas pascuas. Y el último de los libros se lo regalé a un niño de nueve años que no tenía dinero para comprarle un regalo de cumpleaños a su madre. De alguna manera tenía que compensar las perversas ventas anteriores. 

Y ahora la noticia bomba. Me han invitado a presentar mi novela en la feria de Xátiva.Alli hace un calor que te mueres, pero me he comprometido a ir. Lo que no me han asegurado es si me pondrán entre los cerdos albinos o junto a los caballos de raza. Es una feria de ganado. Yupi.

Vais a alucinar. Al fin fui a la feria de Xativa cargada con mis libros. El calor era justiciero. El sol caía a plomo. Olía a boñiga caliente. Es lo que tiene ir a una feria de ganado. Mi stand, por llamarlo de alguna manera, estaba entre el recinto de los cerdos albinos y los asnos cartagineses. Qué de rebuznos y mugidos! De repente vi que un policía, guapo mozo él, se acercaba lentamente. "Malo, me dije, malo". Observó los libros y luego me miró a mí. 

-¿Sabe usted que ésta es una feria de ganado? 

Mire a mí alrededor. Puse mi mejor sonrisa. 

-Está claro. 

- ¿Y los libros?

"Qué bien le sentaba el uniforme a aquel hombre".

-Ah -dije resuelta-, se lo explico en un pis pas. El libro trata sobre un estudio realizado con células madre sobre el genoma del porcino albino para potenciar las partes suculentas del animal y reducir las toxinas.

El policía no entendía nada. Yo tampoco. 

- Pues mire -dijo con una sonrisa-, se lo voy a comprar. Mi suegro tiene una granja de cerdos. Le voy a dar una alegría. 

"No lo sabe bien"- pensé.

El hombre se alejó con el libro en las manos y algo en mi interior me alertó de un posible peligro. En mi libro no sale ni un cerdo, ni un perro, ni una célula, ni padre ni madre. 

Y el peligro no tardó en llegar. Con paso acelerado y levantando polvo, se dirigían hacia mí el policía guapo y un hombre regordete y sofocado que blandía mi libro como una bandera al viento. 

- ¡Mentirosa! - bramaba. 

Recogí los libros cual mantero experimentado y corrí hacia la estación del tren. Salté el torno como pude y subí al cercanías. A los diez minutos el revisor me pidió el billete y me obligó a bajarme en la primera estación: Enova. Y da la casualidad de que allí se celebraba una Feria de bolillos, lugar idóneo para promocionar mi libro. " De perdidos al río", pensé y hacia el río me fui.

jueves, 26 de mayo de 2022

La matanza de Texas

 No sé si existe el infierno, pero si no existe, alguien debería inventarlo. Ayer, en Texas, ocurrió algo terrible. Supongo que todos lo sabréis y no quiero recrearme en una tragedia tan enorme. 

Algunos medios de comunicación han empezado a especular con los motivos que tendría el chaval para cometer tal barbaridad. Dicen que si sufrió acoso en el colegio, que si su madre era drogadicta, que la situación económica de su hogar era desastrosa... Pero estos motivos no me valen cómo excusa para matar a 21 personas, de las cuales 19 eran niños de entre siete y diez años. Aquí, a mí entender, hay dos grandes problemas. Por una parte, la enorme facilidad que existe en EEUU para acceder a un arma, cuestionable derecho que ha causado más de una matanza en ese país. Y en segundo lugar, la falta de valores en esta sociedad enloquecida, permisiva e hiperprotectora. Respeto. No me cansaré de decirlo. Hay que enseñar respeto. Respeto a las plantas, a los animales, a las personas, a la vida. Esta sociedad está perdiendo el respeto a todo, se está volviendo débil, no soporta la frustración ni el fracaso. No acepta la disciplina ni valora el esfuerzo. Sé que estoy hablando como una vieja cascarrabias, pero tengo la suficiente edad para no dudar a la hora de decir lo que pienso. 

Mi pensamiento está con esos padres que han perdido a sus hijos. Respecto al asesino, que se pudra en el infierno o que lo devoren las estrellas. Lo mismo da. 

miércoles, 11 de mayo de 2022

La llamada

 Hoy me tomo la libertad de lanzaros una pregunta: ¿Alguna vez habéis estado en algún lugar y, de repente, habéis sentido la necesidad inmediata de volver a casa, de salir corriendo? ¿Habéis percibido que a alguien a quien amáis estaba a punto de sucederle algo malo? A mí ya me ha pasado varias veces y por esa razón tengo la sensación de que no puede ser una casualidad. Una amiga, cuando se lo conté, me dijo que era la llamada de los ángeles que te guardan. Otra me insinuó que eran los biofotones, pequeñas partículas invisibles que viajan a la velocidad de la luz. Pero yo sigo sin encontrarle explicación. ¿Acaso hay un hilo invisible, un cordón umbilical infinito que nos une de forma permanente a quienes amamos?

Así que hoy os pregunto: ¿habéis alguna vez sentido esa llamada, escuchado esa voz que, como un susurro, os avisa de que aquel a quien amáis está en peligro inminente?

Contadme.