Ayer quería escribir sobre el amor, pero por circunstancias que no vienen al caso, lo dejé para hoy. Quería escribir sobre ese amor que irrumpe en la vida como una tormenta de verano. De ese amor que escapa a la razón y la mesura. De ese amor que te hace más fuerte, más integra, más valiente. Y me quedé perdida en mis propios recuerdos cuando sabes ya, a ciencia cierta, que hay cosas que no volverán a pasar.
Por esos amores que se perdieron, por los que nunca llegamos a olvidar, por los que nos robaron... Valió la pena, siempre valió la pena.
Por lo que fuimos capaces de sentir, feliz San Valentín.
Qué razón tienes Amparo.
ResponderEliminarAhora, ya cerca de los 80 años, produce un cierto "calorcillo" recordar aquello amores de juventud.
Sobre todo los que no fueron. Los que se quedaron en un querer y no poder.
Y los recuerdos se acumulan y se confunden. Yo me enamoré por primera vez de un chico del pueblo que tenía 14 años y leía a Kafka. Imagínate. Yo tenía 12. Qué ternura da pensarlo.
EliminarSiempre valen la pena, todos, incluso los que al final dejaron un sabor amargo.
ResponderEliminarAbrazos.
Hola Alfred. Toda la razón. Aquellos amores, incluso los que fueron un desastre, nos mostraron nuestra capacidad de amar.
EliminarValió la pena porque seguramente sin aquellos no hubieran durado los siguientes. Un abrazo
ResponderEliminarDesde luego. Y con el tiempo te das cuenta de los errores que cometiste y que impidieron llegar a buen puerto. Gracias por comentar.
EliminarBueno, ese tipo de amor juvenil que escapa a la razón y a la mesura...para mí es pasión y suele venir determinado por las hormonas y el ideal romántico que nos inculcaron a las personas de nuestra generación...más de 60 primaveras.
ResponderEliminarAsí que bien esta recordarlo e idealizarlo ... Es hermoso e ilusionante...pero yo le pediría a San Valentín que antes de apropiarse de un día al año, nos defina al amor...con eso puede estar entretenido varias décadas.
Gracias Amparo, siempre me haces pensar.
Laura.
Hola Laura. Qué alegría leerte. Realmente, el amor brutal, como se dice ahora, lo conoces cuando tienes hijos. Eso es amor. Gracias por comentar.
EliminarAlzo mi copa para brindar por ellos, todos nos enriquecen.
ResponderEliminarHola Tracy. Qué alegría verte por aquí. Todos nos enriquecieron y nos sirvieron también para conocernos a nosotros mismos. Gracias por comentar.
EliminarEl amor, en muchas ocasiones, puede volverse doloroso, especialmente cuando llega a su fin. Aún y así, no hay sensación equiparable a la de estar enamorado de alguien y ser correspondido.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bienvenida. Tienes razón. Estar enamorado es maravilloso. Ni ser correspondido puede ser un infierno. Gracias por comentar.
EliminarValieron la pena, sí.
ResponderEliminarLos echo de menos...
Besos.
Valieron la pena. Y si, yo también los echo de menos, aunque reconozco que ahora los amores de mi vida son mis hijos... Y mi gato.
EliminarEl pasado es lo que somos. Incluidos esos amores que pasaron de largo.
ResponderEliminarBonito texto. Besos.
Hola Roland. De acuerdo contigo. Los recuerdos son nuestros y no nos los puede quitar nadie, aunque al final todo saliera mal. Gracias por comentar.
EliminarEsos amores perdidos siempre permanecen a nuestro lado. Paradójicamente, no nos dejan solos del todo.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola José Antonio. Bienvenido. No nos dejan solos, incluso a veces vuelven en forma de dueño nocturno. Son como un íntimo refugio. Gracias por comentar.
EliminarValió y siempre valdrá la pena... la locura del amor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tienes toda la razón. Aunque para mí ahora mis amores son mis hijos.un amor incondicional. Gracias por comentar.
EliminarEl hecho de que no vuelva a pasar lo hace único.
ResponderEliminarLindo planteo.
Saludos.
Efectivamente. Amar nos da la oportunidad de saber hasta qué punto somos capaces de amar. Bienvenido Nocturno. Gracias por comentar.
Eliminar