Me di el gustazo de coger un taxi, más aún, de llamar por teléfono para que viniera a recogerme, como a una princesa. Y ya que, presuntamente, era una experta en vinos franceses, me vestí al uso. Suéter y falda negra, boina de medio lado y botas casi militares
El taxista me miró con desconfianza. Creo que, o bien pensaba que era una espía belga surgida del frío, o una simple señora extravagante con ganas de llamar la atención.
—A la feria del vino —le dije con fingido acento francés.
Mi primera sorpresa se produjo al llegar a la feria. La entrada a l recinto costaba diez euros, así que era obligado vender algún libro. Tenía que recuperar a toda costa tan arriesgada inversión.
Comencé en la sección de vinos valencianos, por aquello de hacer patria. Había blancos brillantes, rosados afrutados y tintos seductores.
—¿Cuál quiere probar? —me preguntó el responsable del stand. ¿Sabe que tiene derecho a dos consumiciones?
—¿En este stand?
—No —contestó riendo—. En toda la feria.
—Vaya.
Y dije vaya por no decir otra cosa. Así que solo dos consumiciones. Tenía que elegir muy bien.
—¿A qué casa representa usted? ¿O quizás es algún medio de comunicación?
—Les deux ivrognes, una bodega muy antigua del sur de Francia, aunque soy toda experta en vinos franceses —mentí— . También escribo en la revista Vinos y vinilos.
—Oh, eso es perfecto entonces me va a decir que le sugiere este vino.
Y me ofreció una copa de vino blanco y fresco.
Primero olisqueé la copa como había visto hacer en las películas. Luego di un pequeño sorbo.
—Aromas del bosque —dije al tun tun—, con un toque de espino blanco y una base de… menta.
Aquel vino sabía a vinagre, pero hay cosas que no se pueden decir.
—¿Le parece bueno?
—Bueno no, espléndido.
Su sonrisa desapareció de repente.
—¿Conque aromas del bosque?
—De bosque Mediterráneo —maticé.
—Pues se acaba usted de beber un vino de brick de cartón . Es usted una farsante. Lo supe desde el principio. ¿De qué va disfrazada? ¿De miembro de la resistencia francesa?
Me habían pillado. Me fui de allí lo más rápido que pude. No me pareció conveniente ofrecerle a aquel tramposo mi maravilloso libro. ¿O quizás la tramposa era yo?
Con esa duda me acerqué al Stand de vinos riojanos. Apuesta segura.
—Blanco, tinto o rosado.
—Rosado, repuse con una sonrisa edulcorada
el hombre se fijó en mis libros.
—¿Es usted escritora?
—Bueno, podría decirse.
—¿Y alcohólica?
—¿Qué?
—¿Qué si es alcohólica?
—Por supuesto que no —contesté indignada— ¿Por qué lo pregunta?
—Porque muchos escritores de reconocida fama lo fueron. Hemingway, Baudelaire, Bukowsky, Margueritte Duras, Patricia Highsmith, e incluso Óscar Wilde, gran aficionado al consumo de absenta.
—¿En serio? Nunca lo hubiera pensado. Lo conocí en la feria del chocolate y me pareció todo un respetable señor.
—¿Lo conoció usted?
—Efectivamente. En la feria del chocolate. También tuve el placer de hablar con María Antonieta y con Hernán Cortés. Pero no me haga usted mucho caso, en esa feria estaba yo un poco indispuesta después de pasar una noche en el calabozo con una mesalina y un narcotraficante de poca monta.
El hombre estaba pálido como la cera.
—Me ha querido usted engañar.
Y dale, otro que piensa que miento.Intenté defenderme.
— El vino es magnífico, en serio.
—No me refería a eso.
—¿Entonces?
—Es usted alcohólica. Triunfará.
—Eso me dijo una bruja, en no sé qué feria…
—La invitó a una cerveza
— ¿En la feria del vino? bueno, Pero que sea cero cero. Esto me está subiendo como la espuma. ¿Cuántos grados tiene este vino?
—Sobre catorce.
—Dios mío del amor hermoso. Igual me tomo un agua mineral
Me compró dos libros, uno para él y otro para un vecino que sufría de agorafobia y se pasaba los días leyendo y sin salir a la calle.
Llegué a casa como si me hubiera pasado por encima una manada de bisontes enfurecidos. Mis hijos me esperaban en el comedor. Pensé que tramaban algo.
—¿Pasa algo?¿ por qué me miráis así?
—Te ha llegado otra invitación, mamá.
—Mañana, por Dios. Ahora estoy un poco perjudicada.
—No, espera. Es una invitación que igual te gusta.
—¿ De qué es la feria?
—Te han invitado a una feria de magia.
— Para magias estoy yo ahora. ¿Os podéis creer que me han llamado alcohólica? Solo falta que me llamen bruja.
—Un poco bruja sí que eres… en el buen sentido.
—Ahí llevas razón. Igual me apunto.
Y no sé si fue por el cansancio o por los tanganazos de vino que llevaba encima, caí desmayada sobre mis libros.
Cuando desperté me di cuenta de que no había sido un sueño. Efectivamente, me habían invitado a una feria de magia, esoterismo y conjuros .
Igual me encontraba a Harry Potter. O al mago Merlín. Quien sabe.
Amparo, esto se está animando. Tienes una imaginación, entre calenturienta y etílica, que promete.
ResponderEliminarY, además, cumple.
Muy bueno.
Elías.
Gracias Elías. Me lees con buenos ojos. Me quedan apenas un par de ferias. Todavía no sé de qué escribiré después.
ResponderEliminarNo se si venderás los libros pero egoístamente espero que tardes, mientras tu vas de feria en feria nosotros disfrutamos con tus andanzas. Un abrazo
ResponderEliminarHola Ester. Pocas ferias quedan ya. No quiero que os canséis de mis historietas. Muchas gracias por tu comentario.
EliminarLas ferias del vino ya n son lo que eran, ahora hasta cuesta entrar, jajajajaja
ResponderEliminarEn serio, eso no es ficción. Ahora todo tiene un precio y nunca es precisamente bajó. Muchas gracias por tu visita a mi blog.
Eliminarjajaja, pues vaya líos de la escritora. Tal vez se confundió de feria :-)
ResponderEliminarJocoso post. Es que sabe clasifcar un vino, pero de oídas :-) Un abrazo
A mi personaje no le van los vinos de más de cuatro euros. A mí tampoco. La economía manda y hay que ver cómo manda. Muchas gracias por tu comentario.
EliminarAhí triunfarás.
ResponderEliminarEn la feria de magia vas a darlo todo.
Besos.
Hola Toro. Estoy segura de que así va a ser. Ya quedan pocas ferias en el horizonte. Muchas gracias por tu visita a mi jardín de Jazmines abandonados.
EliminarPlas, plas, plas, es genial. Gracias, por ofrecernos sonrisas, aventuras y mil cosas más.
ResponderEliminarMe gusto leerte, no sabes cuanto. Un besazo y a seguir en la feria de magia, lo estoy deseado.
Hola Campirela. Gracias a ti por dedicarme tiempo y leerme. Es necesario reír tal y como están las cosas. Muchas gracias por tu visita y comentario.
EliminarLástima no haberte encontrado en la Feria del Vino, con el estand de Valdepeñas. Seguro que todo hubiese sido distinto e igual de aventurero. Te lo dice un conocedor que ya solo bebe cerveza 00 y se le sube a la cabeza.
ResponderEliminarLo cual no es óbice, para deleitarme con tu siguiente y mágica entrada.
Besos.
Hola Juan. Desde que me quitaron la vesícula también soy seguidora de la cerveza 00. Pero sé que un Valdepeñas es un éxito seguro. Gracias por comentar. Te espero en mi siguiente feria.
EliminarEn la de magia, lo petas.
ResponderEliminarTe veo bien peripuesta, al lado de un mago, al que volverás loco, al desaparecer y aparecer, de un libro, vendido al jefe de la feria.
Besos.
Igual es una manga. Y desde luego estoy dispuesta a volverla loca. Gracias por tu amable comentario.
EliminarDos copas de vino namás y encima te endilgan uno de cartón, las ferias ya no son lo que eran. Menos mal que colocaste dos libros
ResponderEliminarBesitos Amparo, gracias por el humor
Hola Lopillas. Gracias a ti por leerme. Necesitamos el humor, sobre todo en Valencia, para olvidar os del fuego asesino y volver a creer en el fuego purificador. Gracias por tu comentario.
EliminarTu blog es proverbial y de gran imaginación. Jugar con la literatura entre ferias tan disimiles y vender los libros, habla de la magia de tu verba. Con aprecio. Carlos
ResponderEliminarHola Carlos. Gracias por tus palabras. El libro existe, pero lo de las ferias es pura ficción. Y espero que divertida. Gracias por tu visita a mi blog.
EliminarMe has hecho recordar que en la antigua Roma el vino avinagrado se lo daban a los criados.
ResponderEliminarCada vez que pienso que después de pagar diez euros había en la feria un vino de brick...
Deseo que en la próxima feria todo te vaya mucho mejor.
Espero encantada tu próxima entrada, así volveré a pasar un buen rato leyéndote.
Creí que ya te había dejado la huella de mi paso por tu blog, ahora mismo me pongo de seguidora.
Cariños y buena semana.
Kasioles
Hola Kasioles. No conocia esa egoísta costumbre romana. La próxima feria va de magia. Espero que también pases un buen rato con ella. Bienvenida a este pequeño jardín de Jazmines abandonados.
EliminarSoy Laura.
ResponderEliminarBueno, otros dos libros vendidos...por mí no tengas prisa, me divierto mucho con tus idas y venidas a las ferias. Gracias.
Gracias a ti, Laura. Lo cierto es que yo también me divierto escribiéndolo. La próxima va de magia. Espero que te guste. Parlem. Hablamos.
EliminarAbrazo Amparo.
ResponderEliminarChao.
Igualmente. Sigamos escribiendo.
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ResponderEliminarHola Amparo buenos días.
Una entrada muy buena esta que nos dejas, es un placer el haber podido disfrutar de tu relato.
Un abrazo Paco
Hola Paco. Muchísimas gracias. Ahora me paso por tu blog. Estoy o tentando hacer falafel ero no lo tengo muy claro. Voy a ver si me das ideas. Muchas gracias por tu visita
EliminarMuy divertida incursión en la feria.
ResponderEliminarBesos.
Hola Sara. Necesitamos reír. El mundo está muy loco, con ganas de guerra. Hay que luchas por la paz. Gracias por tu visita.
ResponderEliminarMe encanta, pero se me hacen cortos tus escritos, así que espero el próximo.
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