sábado, 23 de marzo de 2024

Libros y la Feria del libro. Primera parte

 

Apenas pude dormir. Me sentía como si tuviera una sanguijuela mordisqueándome las entrañas. Por fin me habían invitado a una feria del libro, una feria donde habría escritores consagrados y youtubers admirados por las masas.  Y entre todos ellos, mi libro y yo. Un libro y una autora que habían vivido mil aventuras juntos y que ahora debían medirse en un nuevo campo de batalla, el adecuado, el propio. 

Y llegó el día. Tenía que elegir el look, ¿se dice look? más apropiado. Deseché inmediatamente el disfraz de la resistencia francesa y opté por un vestido cuasidesigual que compré en el mercadillo de los sábados por un euro. Cómo ya había llegado la primavera guardé mis mocasines de medio tacón y me calcé unas sandalias de color verde que, de tan horteras, parecían hasta  bonitas. Mis hijos me dieron los últimos consejos: no agobies a la gente, no te arrastres con tal de vender y no pasa nada si no vendes ni un solo libro.

 Con tan desalentadores consejos en la mochila, cogí mis libros y me fui a la feria. Mi stand estaba patrocinado por una librería de barrio con un. Nombre inquietante, Desconeguts, desconocidos en castellano, lo cual no presagiaba una jornada de éxito. 

Cuando llegué ya habían llegado otros dos escritores, Fabio Martinelli, que había escrito un ensayo sobre la vida íntima de las hormigas rojas, y Megy Pérex, que presentaba su novela erótica festiva, Las bragas de mi abuela. El dueño de la librería, un tal Hipócrates, me saludó con entusiasmo. 

—Hoy va a ser un día magnífico. Luce un sol espléndido y cantan los pájaros en sus nidos. 

No por Dios. Un positivista tóxico. 

—¿Conoces a Megy y a Fabio?

—No tengo el gusto. 

—Pues ahora te los presento. Desamparados, este es Fabio Martinelli, autor de varios libros de contenido científico, entre ellos, la vida sexual de las cucarachas rojas y los grillos creen en Dios. 

Tragué saliva. 

—Mucho gusto. 

—Y esta es Megy Pérex, reconocida escritora de novela romántica. Seguro que has oído hablar de su último éxito, Pasiones de ultratumba. 

—He oído hablar, sí. 

La Megy sonrió encantada. Menos encantada estaría si supiera lo que yo había oído decir sobre su novela. 

—Y estamos esperando a otro autor que no tardará en llegar. De hecho, ya debería estar aquí. 

—¿Y sobre qué escribe el escritor que esperamos? —Pregunté temiendo la respuesta.  

—Sobre las abejas, la polinización y todas esas cosas. Te va a encantar. 

 Más bichos. Me va a encantar, había dicho el Hipócrates. Tres supuestos escritores, uno que escribía sobre las hormigas rojas, otra sobre las bragas de su abuela y ahora faltaba por llegar el que escribía sobre las abejas. ¿Pero donde me había metido? Sentí ganas de salir huyendo. 

Pero se me pasaron enseguida. 

¿Recordáis mi paso por la feria de la miel? ¿Recordáis que durante la misma conocí a un flamante caballero que me invitó a cenar y al cual yo rechacé diciéndole que Polifilo me esperaba en casa? ¿Recordáis que en ese momento él pensó que Polifilo era mi marido cuando en realidad era mi burro? Pues allí estaba él, espléndido, sonriente, con su mochila cargada de libros. No parecía sorprendido. 

—Tenía la corazonada de que iba a verla —Me dijo. 

No me salían las palabras. 

—No sabía que  usted escribía 

—Y no escribía. Este es mi primer libro. 

—¿Y cómo se le ocurrió…?

—Por su culpa —contestó sonriendo—.  Leí su libro y me animé a escribir. 

—Eso me satisface.

—Me gustó su libro. La protagonista, Asun, es muy creíble.  Y París, esa ciudad de luz imperfecta, y esa historia de la Guerra mundial que llega hasta el presente. Además…

—Soy Megy Perex, autora de novela romántica. ¿Quién es este flamante escritor que te acompaña, querida?

La hubiera matado. Él mismo se presentó. 

—Soy Melquiades Ruiz.  Mi primer libro —dijo mientras se lo mostraba—. Un tratado sobre la vida de las abejas. 

—Qué interesante, —exclamó ella—. .  Tengo una tremenda curiosidad ¿Cuántas veces se embaraza la reina y, sobre todo, —añadió poniendo ojitos— quién la embaraza. 

Mi ira aumentaba por momentos  ¿Qué clase de preguntas eran esas? 

—Oh, ese es un tema muy interesante, —contestó él—.  La embarazan los zánganos. 

Como en sus novelas, pensé . Una pandilla de zánganos. 

De repente me di cuenta de que parecía una estúpida niña enfurruñada y celosa e hice mutis por el foro para entablar conversación con el otro autor, el que había escrito un ensayo sobre la vida íntima de las hormigas rojas. 

—¿Muerden, sabe? —Le dije. 

—¿Quienes?

—Las hormigas rojas. 

El hombre sonrió con condescendencia  

—Claro que muerden. Pero no estamos hablando de esas hormiguitas que usted tiene en el jardín de su casa. Estamos hablando de auténticas depredadoras que han llegado a Europa recientemente y…

Y se acercó Mata hari con su libro en la mano. 

—¿Estamos hablando de quién embaraza a las hormigas? 

—No,—contesté secamente—. Estamos hablando de una posible invasión de hormigas de fuego, pero igual Fabio le dice quién las preña y así tiene usted nuevo material para su próxima novela.

Y me escaqueé en busca de Melquiades.  solo Dios sabía que podía salir de aquella conversación sobre las costumbres íntimas de las hormigas de fuego y las bragas de la abuela de Megy. Melquiades, mientras ,se afanaba en organizar sus libros. 

—Creo que  hoy las ventas van a ir  muy bien. 

—Es usted realmente optimista. 

—No es eso —dijo sonriendo—, es que he convencido a una prima para que venga a la feria con las compañeras de su club de…

 —De yoga —interrumpí.

—No, un club de bolillos. 

Ay Dios mío. 

—¿No será de Énova su prima? 

—¿Cómo lo sabe?

—No lo sé. Se lo estoy preguntando. 

—De Énova vienen, y todas ellas dispuestas a comprar mi libro. 

—Qué bien —dije con un hilo de voz. 

—Ha palidecido de repente ¿Se encuentra bien?

—Es que… tuve un pequeño problema  en la feria de las bolilleras de Énova. 

—¿También estuvo en esa feria?

—También. 

—No sé  qué problema pudo tener con ellas, pero seguro que lo han olvidado. 

—No crea. Soy una persona inolvidable.

—De eso estoy seguro. 

Enrojecí como una  tímida colegiala. 

—No, no me ha entendido bien. Soy inolvidable en el peor sentido de la frase Creo que me he metido en demasiados líos. ¿A qué hora vienen? 

—En cinco o diez minutos. 

Mi corazón se aceleró . 

—Pues para evitar mayores tragedias, me voy dar una vuelta por la feria. Igual me encuentro con Óscar Wilde. 

—¿Qué? 

—No sería la primera vez. Es una larga historia. En un rato vuelvo. 

— Miré, ahí están. 

Y eché a correr como alma que lleva el Concorde. El diablo se ha jubilado.  Y el Concorde también. 


25 comentarios:

  1. ¡ Ay ! Amparo, que esto se está subiendo de tono.
    Temas erótico, sensuales, sexuales. No sé si, a mis 81 añitos estoy autorizado a seguir leyendo. ¡Qué imaginación tan portentosa!
    Es apasionante leerte.
    Un abrazo,
    Elías

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    1. Ja ja. Si es que la llegada de la primavera la sangre altera. Y claro que estás autorizado. Ahora bien, no sé qué le parecerá a tu amigo Virgilio. Muchas gracias por tu comentario.

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  2. Has vuelto a conseguir que me parta de el alma de tanto reíor, Amparo. Eso dels desconguts me he llegado al alma. Estoy, ya, deseando leer la segunda parte.
    Un abrazo y gracias por escribir asi.

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    1. Gracias a ti, Enrique, por leerme. Y hacer reír es lo que pretendo con esta serie de historias disparatadas. Muchas gracias por tu visita y por tu amable comentario.

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  3. Amparo amiga, me tienes ensimismada con tus relatos, genial, a cuál mejor.
    Qué rabia da cuando estamos teniendo una conversación y se meten por medio.
    Espero seguir leyéndote cada feria porque estoy segura de que en alguna venderlas todos los libros, asi ya puedes comenzar a escribir nuevos títulos. Un besazo, muchas gracias, por entretenernos con tu lectura.
    Besos.

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    1. Hola Campirela. Muchas gracias por leerme. De hecho, ya tengo otro libro a punto de publicar. No suelo rendirme, ja ja, a pesar de los desastres. Gracias a ti por tu amable comentario. Nos leemos.

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  4. Amparo, te has superado. Es genial!!!
    De verdad, he vivido contigo las situaciones que narras y me he reído como hacía tiempo que no lo hacía.
    Enhorabuena.

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    1. Hola Laura. Es difícil reír en estos tiempos, pero hay que hacerlo, por nuestra salud física y mental. Gracias por leerme. Abrazos.

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  5. Menudo bicho la Megy Pérex (me da risa el nombre)... cuanto más lejos de ella mucho mejor.
    Intuyo que con Melquíades hay tema... a ver si se confirma.

    Lo del vestido a un euro y las sandalias verdes merecen un apuesto galán, jajjaaja

    Besos.

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    1. Gracias por leerme Toro. Pues si, yo creo que mi personaje se está enamoriscando. Del Melquiades. Y respecto al vestido a un euros y las sandalias verdes, eso no es ficción. Hay cosas tan horteras que me encantan. Gracias por tu visita.

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  6. Veo relación amor-odio. Nunca se sabe como acabarán esas cosas.
    Buen texto. Saludos.

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  7. Hola Roland. Muchas gracias. A saber. Mi personaje está bastante loco, así que no sé por dónde me va a salir. Lo sabremos en próximo capítulo. Muchas gracias por tu comentario.

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  8. HUmor, y unas hilarantes salidas que sólo pueden estar, en este personaje tan singular de las ferias, siempre a la despavorida. UN abrazo. Carlos

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    1. Gracias Carlos. Tal como está el mundo es necesario el humor porque el dolor ya está presente por todas partes. Muchas gracias por leerme y por tu comentario.

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  9. Te narras cada vez mejor... Por más que no comente no creas que no te leo.
    Abrazo hasta vos.

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  10. Gracias Carlos, por leerme y por tu comentario. Intento, al menos, que sea ameno y que os haga reír. Gracias por tu amable visita.

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  11. Hola Aviator. Si algún día yo pilotase un avión, aunque sea de mentiras, su vuelo no duraría ni tres segundos. Gracias por tu invitación, pero no es para mí.

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  12. Hola, Amparo. Como es mi primera visita a tu blog -por cierto, gracias por darte a conocer-, en un principio pensé que tu artículo era para promocionar algún libro, o lo que es lo mismo, de fomentar la lectura, pero, tan pronto empecé a leerte me di cuenta de que todo era ficción, y de que de tu pluma se había escrito un ingenioso y creativo relato, por cierto muy bien narrado, y muy divertido, y que me ha sacado una sonrisa de oreja a oreja, cosa, que hace tiempo que no me sucedía.
    Ha sido un placer leerte, y he intentado hacerme seguidor tuyo pero, me ha dado error, así que en mi próxima visita lo volveré a intentar.
    Un cordial saludo.

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    1. Hola Manuel. Me alegra leer tu comentario y me alegra haberte sacado una sonrisa de oreja a oreja. Sí, las ferias son ficción, pero el libro existe. Es lo único real de esta serie de ferias. Gracias por tu visita a mi blog. Nos leemos.

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  13. Hola, Amparo. ¡Qué gusto me da ver que has vuelto! (Bueno, es que recién entro a espiar luego de un tiempo) Y me encuentro con la grata sorpresa de varias visitas a ferias que pienso degustar.

    Me hecho gracia este relato con los monotemáticos escritores, me he reído a costa de ellos y sus libros, pero superas la imaginación del lector con la aparición del caballero de la ex-no cena y las de la feria de bolillos. Lo he disfrutado. Te felicito y te mando un beso.

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    1. Hola Mónica. Me encanta tu comentario y me gusta que lo hayas disfrutado. A ver si mañana publico la última parte. Gracias por tu comentario.

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  14. Muy bien, Amparo. Un placer como siempre leerte y comprobar lo bien que te defiendes en este género donde la risa y el ingenio van de la mano. Enhorabuena. Un abrazo

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    1. Hola Arruillo. Me alegran tus risas. Tal como va el mundo es lo que más necesitamos. Muchas gracias por tu visita.

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  15. Muy divertido. Esta Mary Perex veremos por dónde sale. Muy chulo leerte.

    Un abrazo.

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    1. Hola Albada. Espero que hayas pasado un buen rato con la lectura. Ahí seguimos. Muchas gracias por tu visita a mi jardín de Jazmines abandonados.

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