Con la tirita fluorescente pegada en la frente, me fui a la sección de apósitos opiáceos para tratar de vender algún libro más. La cesta de la compra ha subido de forma desorbitada y abusiva y hay que sacar dinero de debajo de las piedras, o de la venta de libros, que viene a ser lo mismo.
Planté mi pequeño stand entre el de marihuana terapéutica y el de apósitos opiáceos. Un lugar estratégico que supuse me traería grandes ventas.
Como suele ocurrir, no tardó en acercarse el tunante de turno. Tenía la tez pálida, las ojeras violáceas y las pupilas salvajemente dilatadas.
—¿Libros, señora? Esta es una Feria de drogas terapéuticas y afines.
Debía atacar de frente.
—¿Y qué mejor droga que un libro, caballero?—dije levantado la cabeza como un pavo real—. Historias que nos apartan de nuestra rutina cotidiana, nos hacen olvidar nuestra mísera vida y nos trasladan a mundos fascinantes y desconocidos.
—Mi vida no es mísera, señora. Soy un hombre de éxito.
Observé sus manos y su cuello llenos de parches de opio.
—¿Y por qué lleva usted tantos parches? ¿Acaso ha tenido un accidente? ¿Tiene artritis, artrosis, deudas, cualquier otra cosa que duela?
El hombre pareció dudar
—No, nada de eso. Tengo un problema con mi perro.
—Cuénteme.
— Es que mi perro me muerde.
—Caray, ¿qué es, un pastor alemán, un rotveiller?
—Un caniche.
No pude evitar soltar una carcajada.
—¡Joder con el caniche!—exclamé.
El hombre se acercó aún más y en un susurro me dijo:
—Yo hago que me muerda ¿sabe? Estos apósitos dan una gran sensación de calma y bienestar. Así cuando mi santa esposa me pregunta porqué llevo tantos apósitos le digo que me ha mordido el perro.
—¿Y se lo cree?
El hombre afirmó con la cabeza.
—¿Y no se ha planteado usted nunca que pueda estar bastante enganchadillo?
—Cómo el atún al anzuelo, como el remolque al camión, como el pendiente a la oreja, como el...
—Vale ya, lo entiendo.
—Pues ya ve, una desgracia. El perro no quiere ya morderme. Huye cuando me ve.
Tomé mi libro y se lo entregué.
—Se lo regalo —le dije—. Aquí hay amor, renuncia, traición, amistad, sacrificio, misterio. Vamos, lo que es la vida. Vuelva a su casa y acaricie a su pequeño perro y deje esos apósitos para los que realmente lo necesitan.
—Igual tiene usted razón. Estoy más mordido que una costilla adobada.
—La tengo, sin duda alguna. Y me voy ya de aquí que el humo de la marihuana está empezando a colocarme, de lo contrario no le habría regalado el libro.
Y mientras hacía mutis por el foro vi que el hombre se iba despegando los apósitos, uno tras otro,con delicadeza, como si hubiera decidido dejar toda una vida atrás y permitir que su pequeño caniche le lamiera las heridas.
Incluso las del alma.
Las del alma son las más caras.
ResponderEliminarUn placer ;)
Hola Alfred. El placer es ser leída. Gracias por comentar.
EliminarLe ha salido un lado muy tierno a la protagonista, al final siempre genera un impacto, muy benefactor en esta feria ji,ji.
ResponderEliminarNo sabes lo que te puedes encontrar en estas ferias. Y la protagonista tiene un lado tierno que irá saliendo poco a poco.
EliminarMe ha gustado .
ResponderEliminarMe alegro, Mano.
EliminarCaray, Amparo, hoy te has superado. Aunque eso parezca imposible.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Espero que me enganche.... a la lectura.
Elías.
Ja ja. Gracias Elías. Hay que engancharse a cualquier cosa menos a las drogas. Hasta la próxima feria.
EliminarGracias a ti por leerme. Seguiremos con las ferias.
ResponderEliminarTu ingenio se ha vestido hoy con ternura y me ha gustado mucho.
ResponderEliminarEl final es bellamente poético.
Besos.
Gracias Toro. Las risas, la ternura, la poesía es lo que nos salva cada día. Un placer verte por aquí.
ResponderEliminarAmparo, muy buena esa chispeante y amena imaginación, hemos visto la escena, original y divertida, amiga.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo entrañable por tu buen hacer.
Feliz fin de semana, compañera.
Hola María Jesús. La vida son lágrimas , sonrisas y también ternura. La próxima feria a la que voy es a la del burro. Ya veremos.
ResponderEliminarUn texto chispeante que atrae, amiga
ResponderEliminarGracias Ildefonso. Pues ya verás la próxima feria.
EliminarLeído.
ResponderEliminarAbrazo Amparo
Gracias por leerme. Espero te haya gustado.
EliminarNo sabes lo agradecida que te está el caniche con este final jaja
ResponderEliminarMe encantó. Besitos Amparo
Ahora recibirá caricias y no provocaciones. Gracias por comentar.
EliminarMuy buen texto Amparo y bella historia de esas que suelen darse en la vida. Me ha gustado mucho mis felicitacionbes por tu buen hacer.
ResponderEliminarUn gran abrazo amiga y te deseo feliz fin de semana.
PD. Ya que nos leemos Amparo lo mejor será seguirnos, de esa forma nos enteraremos de las publicaciones amiga.
Gracias. Hoy voy a poner diente de león en la ensalada, a ver qué pasa. Nos seguimos, ok. Buen día.
ResponderEliminarHay que tener cuidado con las cosas que enganchan.
ResponderEliminar¡Saludos!
Hola Roland. Cuánto tiempo! Afortunadamente solo estoy enganchada a mis hijos. Y procuro que no se den cuenta.
ResponderEliminarEnhorabuena, un relato lleno de magia y encanto.
ResponderEliminarBesos.
Hola Amapola. Muchas gracias por leerme y comentar. Bienvenida.
EliminarGracias por tu huella en el blog
ResponderEliminarConstruyes relatos bien hilados que atrapan , felicitaciones
Gracias a ti por leerme. Un placer tu visita.
ResponderEliminarComo siempre me encanta como escribes y tu sentido del humor
ResponderEliminarHola Laura.Eres tú la que contagia el bien humor. Gracias por comentar.
EliminarHola, Amparo.
ResponderEliminarAplausos, aplausos y más aplausos.
No es que tengas la medida justa del humor y una mordacidad como pizca de pimienta; no es solo la originalidad y plasticidad del relato que conduce al lector por un delicioso tobogán literario, sino que honras la lectura con un telón de fondo filosófico, sin alardes, con gran sencillez en la mirada astuta de tu pluma.
Sobra decirte que me ha encantado.
Un beso.
Hola Mónica. Ahora mismo estoy con la boca abierta. Acabo de leerles tu comentario a mis hijos y se han puesto más contentos que unas pascuas. Yo también. Muchas gracias por tu comentario.
ResponderEliminarMe alegro. Es merecidísimo. Besos.
EliminarUn relato fantastico y de lo mas original, enhorabuena,saludos.
ResponderEliminarGracias Jesús. Me alegra que te guste. Gracias por pasar por mi jardín de jazmines abandonados.
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