miércoles, 15 de junio de 2022

Libros, Marco Antonio y el mono pardo.



 Me despedí de Toro Salvaje en la estación del Norte. El se fue con Justiniano al manicomio y yo volví a casa exhausta pero contenta por mi éxito en la feria de bolillos. 

Mi hijo me esperaba en la puerta. Radiante. 

— Mamá, te he conseguido dos stand en la feria del automóvil, uno en la sección del eléctrico y otro en el de gasolina. No me acuerdo si en tu novela salen coches...

"!Pero bueno!"—pensé.

—Dos coches, hijo, un tren , un bus de línea y una moto. 

—Olvídate de la moto, del tren y del bus. Céntrate solo en los coches. 

Comencé a sentirme agobiada. 

—lo único que sé de coches es que tienen cuatro ruedas...

— Suficiente. Lo demás te lo inventas, como sueles hacer. 

Así pues, metí diez libros en la mochila cogí el metro y me fui a la feria. No me costó   nada encontrar mi discreto stand. Estaba entre las marcas Woslkwagen y Hiundai. No habían pasado ni dos minutos cuando se acercó un hombre  de rasgos asiáticos, presuntamente coreano. 

—¿libros? Me preguntó con una amable sonrisa. Esta es feria de automóviles. 

—Y por eso estoy aquí —dije haciendo una reverencia como había visto tantas veces en las pelis—. Mi libro aborda el estudio de una nueva forma de potenciar la energía eléctrica para que sea más ecobiológica.

El hombre ladeó la cabeza, como hacia mí jilguero cuando le decía cosas bonitas. 

,— Viene de antiguo—seguí diciendo más animada—, de la alquimia practicada por los magos de Oriente. Vera usted, ya en la antigua Grecia se mezclaba la arena del desierto con los excrementos de camello para producir energía saludable.

El hombre abrió los ojos todo lo que los puede abrir un coreano. 

— En Grecia no camello, no arena...

—¿He dicho Grecia?  Quería decir Egipto. Como le decía, el gran físico y sabio Gaspar, primo segundo de Cleopatra por parte paterna, se especializó en este tipo de experimentos que ahora — bajé la voz— se están llevan a cabo en Namibia. Y usted se preguntará por qué. 

El pobre hombre no se estaba preguntando nada. 

Y yo se lo digo —seguí poseída por mis propias mentiras—,porque Marco Antonio, que era el amante de Cleopatra y el sobrino de Plinio el joven, le robó la fórmula y se fue a Namibia donde desapareció de un día para otro.

— ¿Marco Antonio? 

-—No. El mono pardo que le sustrajo la fórmula y se perdió en la jungla. 

—¿Y ahora han encontrado a Marco Antonio? 

—No. Al mono, disecado. Se había comido la fórmula y ésta ha permanecido intacta. 

—Ooooh, muy interesante.  Alto secreto todo. ¿Y en su libro se habla de todo ello? 

Afirmé con la cabeza para no atragantarme con la risa. Aquello no era una trola. Era un trolón. Qué vergüenza.  Y acto seguido me compró diez libros, según dijo, para regalarlos a los miembros de su consejo de administración. 

Tras cobrarlos, salí pitando hacia el segundo stand que me había reservado mi hijo, en la zona destinada a coches nuevos y usados, de gasolina.

Allí, entre los coches de toda la vida, me sentí mejor. Ya os seguiré contando. La que se armó. 







13 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Ja, ja. Hoy estoy un poco... puf. La novela que estaba escribiendo, a mano, ha acabado, empapada, en el fregadero. Y esto no va de broma, ja, ja. Seguiré contando, descuida. Gracias por tu visita.

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  2. ¡ Qué imaginación !
    Y qué portentosa narrativa. Me tienes en vilo.
    Ahora, para ser sincero, en cada momento estoy temiendo que... que te tiren al barranco, toda vestida de blanco.
    Un abrazo,
    Elías.

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    1. Hola Elias. Pues me acabas de dar una idea. Lo del barranco pinta bien. Quién sabe. Gracias por comentar, mi fiel lector.

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  3. Pero qué lindura. A Toro le encantará.

    Un abarzo

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    1. Hola Albada. El caso es que lo encuentro por todas partes, y eso que no lo conozco. Gracias por tu visita. Abrazos.

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  4. Con ese pico de oro que tienes podrías vender trajes de buzo en el desierto.

    :)

    Besos.

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    1. No me des ideas, Toro, que igual te hago caso, siempre que en el desierto no haya mosquitos. Gracias por tu visita.

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  5. Entrada tras entrada, esta novela de cómo vender los libros que uno publica, en espacios equivocados. mUy buen humor. Un abrazo. carlos

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    1. Hola Carlos Augusto. Qué no haríamos por vender nuestros libros, aunque lo cierto, ficciones aparte, es que el libro descansa cubierto de polvo, en las estanterías. Pero bueno, es lo que hay. Muchas gracias por tu visita.

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  6. Una entrada llena de luz
    contame como es Toro es guapo y salvaje?
    abrazo

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    1. Gracias Recomenzar. Unas risas nunca vienen mal. En confianza, no conozco a Toro salvaje. Y hace años que le sigo, porque es un gran poeta. Igual también es guapo.

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  7. Una entrada encantadora y original. Felicidades por esa pluma.

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