lunes, 30 de septiembre de 2013

Encuentro en la niebla



El caballero templario galopaba sobre su caballo a través del siniestro bosque. La niebla había ido bajando durante la tarde y ahora envolvía su figura magnifica. No podía más. El casco de hierro le apretaba las sienes y la espada le pesaba como si arrastrara en ella las almas de todos sus enemigos. El caballo gemía de cansancio, así que decidió detenerse. Guerrero curtido, miró a un lado y a otro presintiendo una escaramuza. El bosque estaba lleno de sonidos apenas audibles, rumores indescifrables que podían ocultar ignotos secretos. Huía cuando nunca había huido. Trataba de encontrar un lugar del que ni siquiera sabía el nombre. Desmoralizado, hambriento, se sentó en el suelo junto a un árbol añoso. Ni dos minutos tardó en quedar profundamente dormido.
Le despertó un sonido brusco, como si una roca hubiese caído del cielo. El caballero templario dio un brinco y echó mano a su espada. Entre la niebla pudo distinguir a un joven de tez blanquecina. Vestía de negro y cubría su cuerpo con una capa ancha y raída. 
- ¿Quién eres? - interrogó el caballero-. ¿De dónde has salido?
- Del árbol - dijo el joven acercándose-. Me he caído. 
- Mentís. Decidme vuestro nombre.
- Me llamo Vlad ¿y tú?
El caballero templario hizo un gesto de desprecio. 
- ¿Vlad? Tenéis nombre de conejo. 
El joven no pareció molestarse.
- ¿Y tú?- volvió a preguntar.
- Habladme de vos, joven de la niebla. Mi nombre es Richard coeur de cire de la Bienaventuranza de Santa Genoveva.
- Vaya - exclamó el joven Vlad-, si será por nombre...
- ¿Osáis burlaros? - exclamó el caballero mientras echaba de nuevo la mano a su cinto. 
- Ni por casualidad. Estoy desarmado. No podéis atacarme. No sería digno de vos.
El caballero soltó la empuñadura. 
- ¿Dónde vais? - preguntó- 
- Ando buscando algo. ¿Y vos, si puede saberse?
- Retorno de las Cruzadas, de salvaguardar la vida de aquellas personas piadosas que peregrinan a Jerusalén. ¿Estáis enfermo?
El joven dio un respingo
- ¿Enfermo yo? ¿por qué?
- Por la palidez de vuestra piel y las ojeras que se posan a los pies de vuestros ojos, intuyo que estáis afectado de algún mal,  o que habéis estado mucho tiempo entre rejas.
Una franca sonrisa se dibujó en el rostro pálido del joven. 
- En prisión, nunca. Soy un buen chico.
- ¿Entonces?
-  Aunque os cueste creerlo, soy un vampiro.
El caballero templario retrocedió dos pasos. 
- In nomine Patri, Filii et Spiritus sancti.
- Amén -se burló el joven-
- Acabareis en la hoguera, engendro del maligno, aberración de la naturaleza- vociferó el caballero fuera de si-. 
- Acabaréis vos.
- Estáis loco.
- En absoluto. Os digo que acabareis vos. He vivido cientos de años y he visto muchas cosas, demasiadas. Muchas de ellas os producirían tal dolor que os arderían los ojos y se quebraría vuestro corazón. 
El caballero Richard hizo como si no hubiese oído nada. 
- No me habéis dicho dónde vais. 
- Estoy buscando un escritor.
- ¿Un escritor para qué? ¿para chuparle la sangre hasta la ultima gota?
- Estáis anticuado, caballero. La única sangre que ingiero es la de las bestias. 
-¿Entonces?
- Quiero contarle mis experiencias. Como le he dicho, he visto cientos, miles de acontecimientos, he vivido cientos de vidas...
- No creo que a nadie le interese la vida de un vampiro...
- Es posible. Pero si puedo deciros que eso de meter un templario en cada línea de un relato ha pasado de moda. 
La indignación creció en el rostro del caballero como una marea inesperada. 
- Vengo de las Cruzadas, conozco países y culturas. puedo hablar de los paisajes, de los pueblos...
- ¿Y si a la gente ya no le interesa? 
El caballero cayó de rodillas contra la tierra. Parecía confuso y abatido.
- Entonces moriré - gimió-, moriré como una leyenda que se extingue...
- Moriréis en la hoguera, a las puertas de Nôtre Dame. Puedo deciros hasta el día.
- Indigno, ruin, zafio- bramó el caballero enrojeciendo hasta las orejas- El Santo Padre no permitiría...
- El Santo Padre, precisamente. Os repito que he visto muchas cosas.
El caballero alzó la cabeza. En sus ojos había lágrimas y desesperación.
-¿Qué hacemos entonces?
- Seguir buscando a un escritor que nos necesite. Pero para escapar del destino y, sobre todo, de las llamas, usted será, a partir de ahora un veterano policía que investiga extraños asesinatos. 
-¿Queee?
- Cállese, es lo que se lleva en el mundo de las letras, y yo seré el ayudante del fiscal, que no se muy bien a qué se dedica, pero acaba saliendo en todas las novelas. 
Un brillo de esperanza se dejó ver en los ojos del templario.
- ¿Vos creéis que así tendremos futuro? 
- Lo tendremos -aseguro Vlad-, un futuro prometedor. 
El caballero deslizó sus manos por su cuerpo. 
- ¿Puedo conservar mi físico?- inquirió-.  Creo que tengo una buena estampa. 
- De acuerdo. Pero esa hermosa espada habrá que cambiarla por una pistola. Y yo llevaré gafas como todos los ayudantes de fiscal del distrito. Me imagino que para ser ayudante del fiscal habrá que...
Los dos hombres se perdieron caminando por el bosque mientras la niebla era tragada de un suspiro por la creciente y arrolladora luz del sol. 
.        .             .              .               .              .        .

Unos segundos después de que ambos hubiesen salido del bosque, una figura animal saltó de entre los matorrales. Tenía el cuerpo atlético, ojos verdes y largos bigotes. Era un temible felino. 

- Me han robado las botas - dijo para sí mismo mientras arqueaba el lomo-. Ahora tendré que buscarme otro cuento. ¿Dónde se habrán metido esos dos tipos raros?
Y el gato sin botas siguió también buscando un escritor a quien buscarle su nueva historia.



12 comentarios:

  1. Hola por aquí :)
    Estimulante relato, tengo que decir que intriga desde el inicio y tiene un buen final. Hay el día que los personajes se subleven… Me gusta que haces ver las cosas desde otra perspectiva. Un abrazo

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    1. Hola Roland. Un sencillo elato que intenta reflejar las modas en la literatura. ¿Cuándo escribiremos lo que realmente queremos aunque no lo lea ni Dios? Gracias por tu visita y tu comentario.

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  2. Formidable, que bueno me has ido dirigiendo y yo dejáandome porque me gustaba hacia y como me llevabas, BRAVO¡, me gusta mucho tu fantasía¡¡

    Besos muchos ♥♥♥

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    1. Hola Tramos. Me encanta que te guste esta sencilla historia. ¿Qué seríamos sin nuestros personajes? Espero que te pases otro días por este jardín de jazmines. Un abrazo.

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  3. No estoy seguro de si me ha gustado. Tu imaginación, tu desbordante fantasía, me sobrepasa. No soy capaz de seguirte en ese continuo saltar de un personaje a otro.
    Pero, no obstante soy un asiduo lector que se bebe todos tus escritos. Soy un incondicional de tu portentosa facilidad de inventar, de narrar y de atrapar al lector.

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    1. Lo sé, Elías. De hecho, eres mi mejor lector. Ojalá tuviera muchos lectores como tú. Gracias por tu comentario y espero que el próximo te guste más.

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  4. Amparo, me ha encantado tu relato por original, por bien escrito, y por la agilidad del ritmo, algo que considero esencial en una historia pero que no todo el mundo consigue.Lo he leído con verdadero placer.¡...Bendita niebla!
    Un abrazo.

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    1. Gracias Mercedes. Me tratas muy bien en tus comentarios. la verdad es que al ser un tema más de fantasía, me lo pasé muy bien escribiéndolo. Me alegra de que te haya gustado.

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  5. Me gusta el humor que desprende el relato, y especialmente la conversación de estos dos personajes tan distintos, esta muy bien sacado.
    Muy original amparo, y prolifica, sigue así, con esa imaginación tan viva.
    Saludos
    :)

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    1. Es que me dicen que siempre escribo triste, así que quería escribir algo de humor y fantasía. Me alegro mucho de que te haya gustado. Gracias Ana por tu comentario.

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  6. Plas, plas, plas, plas. Me ha encantado el relato.
    Estoy buceando en tu blog y encontrando cosas interesantísimas.
    Felicidades.

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    1. Gracias Paco. Es un honor que rebusques en este jardincillo abandonado. Supongo que encontrarás cosas que no te gustarán tanto, pero espero que sean pocas. Gracias por tu comentario.

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