sábado, 31 de agosto de 2013

Vida y libertad para el Toro de la Vega


El segundo martes de septiembre se celebra en la localidad de Tordesillas uno de los "torneos" más salvajes de España. Me estoy refiriendo al Toro de la Vega, una cacería, una tortura en directo sólo apta para mentes enfermas y con un acusado nivel de sadismo. Es curioso que un país civilizado, como se supone que es el nuestro,  no  pueda  poner fin a espectáculos tan bárbaros, sangrientos, crueles, brutales, violentos, mezquinos, bárbaros, despìadados, incultos... Esperad ¿qué me dice el señor de la Real Academia? ¿Que no puedo poner tantos adjetivos seguidos? Venga ya, cuando la acción se lo merece yo pongo todos los adjetivos que sean capaces de soportar mis escasos pero admirados lectores. Así que, señor de la RAE, calladito estás más... calladito. En esta "fiesta". un toro es lanceado por centenares de hombres que lo persiguen por un bosquecillo polvoriento, hasta su muerte. Se me pone la carne de gallina sólo de escribirlo, porque no quiero imaginarlo. Barbarie, salvajada, ensañamiento, que dice muy poco a favor de las "personas" que participan en esta masacre.  ¿Cien hombres - o más-  armados con afiladas lanzas que clavan una y otra vez en el cuerpo malherido del toro,  o cien cobardes armados contra un toro? Todos los años se recogen miles de firmas en toda Europa para que se acabe con este brutal espectáculo y cada año se vuelve a repetir. ¿Qué país es éste  donde no se escucha el clamor del pueblo,  que no es capaz de acabar con un festejo que, a la mayoría de españoles, nos avergüenza hasta el límite? 
Y ese es el problema. Somos muchos ya los españoles que no nos reconocemos en las costumbres de este país. Somos muchos ya los españoles que nos avengonzamos de las costumbres "ancestrales" de esta España nuestra, entre las que también se encuentran, por cierto, ahorcar galgos cuando acaba la temporada de caza.  Y eso es peligroso porque, llegado el día, nos dará vergüenza decir abiertamente que somos españoles.
 Quiero que mis palabras hagan daño, tanto como esas lanzas que se clavan sin piedad en el animal condenado a muerte por una sociedad ignorante que no conoce la piedad.  Escribo con ánimo de ofender, como diría Pérez Reverte. Y desde ahora mismo pongo a Tordesillas en mi lista negra,  y haré todo lo que esté en mi mano para abolir de una puñetera vez esa costumbre ancestral y vomitiva que me llena de asco. Vida y libertad para el Toro de la Vega.
Difundid esto cuanto podáis. Esos espectáculos lamentables y tercermundistas tienen que acabar de una vez. 

6 comentarios:

  1. Me da mucha lástima que la primera entrada tuya que leo desde antes de las vacaciones sea precisamente ésta...Ojalá hubieras escrito que este año no se va a celebrar tal salvajada.

    Bueno, aquí me tienes, dispuesta a seguir todas tus historias a partir de ahora. Vuelvo con muchísimo gusto a tus jazmines abandonados.

    ¡Un abrazo!

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    1. Gracias Mercedes por tu comentario. La crueldad es algo que no soporto y a ese toro le quedan ya muy pocos días para su tortura, Gracias por visitar mi jardín de Jazmines abandonados. Un abrazo.

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  2. Vengo de la mano de Ester, y ya de entrada me uno a tus opiniones firmemente, lo siguiente estoy dispuesta a seguirte por tu coraje escribiendo y vehemencia.
    Aqui me quedo de seguidora tuya, en espera de seguir conociendote.

    Besos muchos ♥♥♥

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    1. Gracias Tramos. Bienvenida a este pequeño jardín de jazmines abandonados. Espero que te gusten mis relatos y los artículos que, como en este caso, me salen del corazón porque no soporto la crueldad. Gracias por tu comentario y espero verte por aquí.

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  3. Es una barbaridad, me tan parece desagradable estas costumbres tan arcaicas que no creo que los que participan de esto puedan encontrarlo festivo o divertido, es horrible.
    Saludos amparo
    :)

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    1. Gracias por tu comentario, Ana. Cien, doscientos hombres a caballo torturando a un toro. ¿Qué esperan para prohibir estas cosas? No lo entiendo.

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