viernes, 1 de noviembre de 2019

De todos los Santos

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Hoy hace un día de playa, espléndido, luminoso, cálido, pero la gente se va al cementerio. Lo confieso, yo no voy ni al cementerio ni a la playa. En mi casa el sol entra con descarado atrevimiento, y a pesar de eso, acabo de encender una vela junto a la foto de mis padres, porque una, en el fondo, también es un animal de costumbres. 
¿Para que ir al cementerio si están cada día en el recuerdo? Todas sus frases siguen entre estas líneas: "Ahora la yaya diría...", ¿Te acuerdas de aquellas excursiones que hacíamos a las trincheras del frente? "¡Coge la rebeca, Ampa!", me decía a menudo mi padre. Ahora yo se lo digo a mi hija cada vez que sale. "Si no vienes a dormir, llama"—decía también mi padre—, y ahora yo repito desde el más poderoso subconsciente: "Si no vienes a dormir, dímelo por wasap". Es lo mismo. Somos lo que aprendimos con ellos y, afortunadamente, ellos nos enseñaron coherencia, respeto, tolerancia, disciplina. "Si estás bien para salir, también lo estás para ir a clase". Y te tomabas una aspirina a regañadientes y te ibas a clase. 
 Mi padre, una vez jubilado —contaba los días—, se iba al parque a charlar con los gorrillas, siempre leía periódicos de distintas tendencias para estar bien informado, y se convirtió en el mejor defensor que pudo haber tenido Suárez. Mi madre se desvivía por la familia. Había estudiado piano y corte y confección, pero la guerra lo truncó todo. Detrás de su sonrisa amable, de sus preciosos ojos verdes, había una mujer fuerte, valiente, entregada, a la que nunca veías llorar. 
Ya no están aquí pero están. Y tanto que están. Por eso hoy no voy al cementerio. Porque siguen por aquí dando consejos e incluso regañinas. 
Por eso hoy, que la intensa luz acalla un otoño que no acaba de despegar, he encendido una vela. 
Aunque sea de Ikea. 

13 comentarios:

  1. Cuánta razón tienes, aquellos a quiénes amamos siguen con nosotros estén donde donde esten

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    1. Desde luego. Y cualquier cosa te los recuerda. Gracias por tu comentario.

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  2. Si que es cierto Ampa, siguen aquí,o mejor dicho en nosotros, y conforme pasa el tiempo reconocemos más en nosotros su esencia. Nos sorprendemos pensando "estoy hablando igual que..." Y en ocasiones su recuerdo es tan real que duele, duele porque los sentimos pero no les podemos tocar, besar..
    .quizás por eso no puedo mirar sus fotos que me recuerdan su ausencia.

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    1. Yo siempre he dicho que, a la larga, los buenos recuerdos duelen más que los malos. Y, además, vuelven cuando menos te lo esperas y se hace duro. Muchas gracias por tu comentario.

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  3. Entiendo lo que dices. Yo ni siquiera enciendo una vela. No necesito de esas cosas. Hablo a diaria con mis padres y familiares queridos que ya nos han dejado. Ellos tampoco esperan anda asi.

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    1. Pienso que la gente muere cuando deja de ser recordada. Y cuando se quiere a alguien de verdad no se le olvida nunca. Somos lo que somos gracias a ellos. Gracias por tu comentario.

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  4. Pues mira yo confieso que sí que fui, no el día 1 sino el 31. Todavía tengo personas a mi alrededor que argumentan... "el día 1 sin flores... pobres! por lo menos el día 1!
    Y como son mis mayores, a los que quiero y respeto, me los llevo.

    Al margen de nuestras costumbres he de decirte que tus escritos siempre me producen cierta ternura y melancolía y ese sabor agridulce de los buenos recuerdos, momentos vividos, que no se repetirán jamás. (porque sabes llegar y dar en la diana)
    No dejes nunca de escribir Amparo!
    Un abrazo!!!

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    1. Gracias Marinela. Me parece muy bien que fueras al cementerio a llevar flores, pero me parece aún mejor que lo hicieras por respeto a tus mayores. Porque pienso que esa palabra —respeto— tiene que volver a nuestros hábitos, a nuestra forma de vivir. Yo ya no tengo mayores, ni padres ni tíos, así que hago lo que creo que debo hacer. Y sí, lo de la vela me salió del alma, como si de esta forma pudiera darles algo de calor.Muchas gracias por tu comentario.

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  5. Hay un poco de todo, en efecto, según los sitios y las tradiciones. Lo importante es el respeto a los mayores, más allá de un ramo de flores. En nuestro interior llevamos su alma y esa ya nos acompañará toda la vida. Fuerte abrazo, Amparo.

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    1. Hola arruiyo. Desde luego que siguen con nosotros y seguirán siempre. En mi familia ni había costumbre de ir al cementerio, pero eso no significa que no los recuerdes con todo el cariño. Gracias por tu comentario.

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  6. Algunas personas jamás nos dejan, no se van nunca por completo aunque ya no estén. La vela puede ser de Ikea pero la cerilla la prende el alma. Abrazos

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  7. Me parece súmamente hermoso. A mi me pasa algo similar.
    Un abrazo.

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  8. Tiempo sin pasar a leerte, Amparo, pero hoy he venido para leer esta entrada tan entrañable dedicada a tus queridos padres, muy bonitos recuerdos.

    Un abrazo

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