jueves, 9 de octubre de 2014

Excalibur


Perro Excalibur fue sacrificado

El miedo es una enfermedad que no tiene cura. Se extiende como un viento ponzoñoso y convierte al amigo en sospecha, al cercano en apestado. En aquel ministerio, un día de otoño, al miedo se le unió la ignorancia. 
- Señora ministra, que la enfermedad se extiende, que el virus es malo con ganas, que la sociedad se levanta. Hay que hacer algo. Salimos en la prensa de todo el mundo. Es el primer caso de contagio en Europa. Las sombras de la incertidumbre se ciernen sobre el ministerio. La calle quiere su cabeza. El lado oscuro ha pasado a nuestro lado. Que le dieron paracetamol, señora ministra, que somos el hazmerreír del mundo civilizado y del otro, que el protocolo tiene más grietas que un edificio de Calatrava. Que tenemos chubasqueros, pero cortos de mangas, que esto se nos va de las manos. ¿Qué hacemos, por Dios, que hacemos?
- Habla con el consejero.
El hombre corre cual liebre infectada, atraviesa la ciudad sobre la que apuntan vestigios de pánico ancestral. 
- Señor consejero, que la enfermedad se extiende, que el virus no tiene cabeza, que el lado oscuro no responde al paracetamol, que el protocolo de los chubasqueros se nos queda corto, como las mangas, que el contagio de las grietas es inevitable, que el ministerio se levanta contra la sociedad. que la cabeza de Calatrava se nos va de las manos ¿Qué hacemos, por Dios, qué hacemos? 
 Sin duda, los nervios le pueden. 
El consejero le mira. Es orondo como una galleta oreo. Lo tiene muy claro. 
- Que maten al perro. 

Y muerto el perro, comienza la rabia. 

14 comentarios:

  1. Sí todo eso es verdad. Pero creo que nos haremos un flaco favor si nos quedamos en esto.
    La actuación de la pobre Teresa deja bastante que desear en una profesional y dela de los 6 facultativos que se niegan (¡ Viva el juramento Hipocrático !) a asistir a los enfermos sospechosos de padecer el ébola para qué hablar.
    No creo que nos convenga a nadie el levantar ahora un nuevo "Prestige", creo que sería más sensato no extender el pánico, que bastante hay ya.

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    1. Desde luego, Elías, el pánico es lo más peligroso, pero he querido sacar un poco de humor a este hecho tan lamentable. Y no quiero olvidar que teresa se presentó voluntaria para atender a los religiosos contagiados. Con eso me quedo.

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  2. Muy buena entrada Amparo. Con qué poquitas palabras has conseguido dar en todo el centro de este despropósito mayúsculo. No dejo de asombrarme cada día, con cada dato, con cada declaración y el perro el primero en caer. ¡Que país!

    Besos

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    1. La verdad es que estamos rozando el esperpento con el tema del ébola. He querido poner un punto de humor a una gran tragedia. En este país nos cuesta reaccionar, nos faltan reflejos y nos sobra afán de protagonismo. Sólo espero que Teresa se recupere. Gracias Jara.

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  3. Madre mía... lo único que queda claro es que las cosas se han hecho y se siguen haciendo mal. El gobierno ha actuado con nervios, precipitación y mucho pánico, aunque el asunto lamentablemente ya se le has ido de las manos.
    Pobre mujer, ahora se la criminaliza, y encima se ha quedado sin su perro y marcada de por vida si logra superar esta terrible enfermedad.
    Un abrazo Amparo, como siempre muy interesante lo que escribes y muy bueno.

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    1. Gracias Ana. Es cierto, el pánico es mal consejero para cualquier actividad y es tan importante controlarlo como controlar al virus. Me indigna que la mujer se ofreciera voluntaria y ahora el imbécil gordo ese de cuyo nombre no me acuerdo, la tacha de mentirosa y torpe. Qué pena, de verdad.

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  4. Entre la ministra y el perro prefiero mil veces al perro.

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  5. Yo también. El perro es inocencia pura; la ministra, ignorancia pura. Gracias Toro.

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  6. Los perros dan mucho amor.

    Vale la pena cuidarlos y amarlos.

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    1. No sé si hasta ahí llegan las noticias de españa, pero te cuento. Excalibur era el perro de la auxiliar de enfermería contagiada de ébola e ingresada en el hospital Carlos III de Madrid. Como pensaban que el perro podía estar contagiado lo sacrificaron sin hacerle ninguna prueba. Esto generó mucho malestar en las redes sociales y en la calle, e incluso algunos animalistas se presentaron en el barrio de la mujer enferma para impedir que se llevasen al perro. La histeria, sin duda, es mala consejera. Gracias por tu comentario.

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  7. Matar al perro no garantiza nada, eso más bien es un acto de barbarie.

    Un abrazo.

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    1. Exactamente. Matar al perro fue un acto de estupidez, un acto de histeria, de no saber por donde tirar. Matar al perro es la solución más fácil y más barbara.

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  8. ¿Qué mal habremos cometido para tener a estos personajillos en cargos de tan alta responsabilidad?
    Es imprescindible que sus respectivos jefes los cesen inmediatamente (a ministra y consejero), porque si es por ellos... A estos dos dimitir les suena a nombre ruso.

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    1. Entre el tema del ébola y el de las tarjetas negras, mis ojos están tan asombrados que no se cierran. Cuánto personajillo torpe y corrupto hay por ahí. Para dimitir hay que tener sentido del honor y ellos, desde luego, no lo tienen. Gracias Paco..

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