miércoles, 17 de septiembre de 2014

Hoy traigo un invitado

Castillo de Castro, en la Sierra Espadán. (Castellón)

Hoy no voy a escribir. ¿Qué pasa? ¿A quién le molesta? Oye, que hace mucho calor y las ideas se evaporan, que la gente está harta de mis historias de gatos y, además, tengo la cena por hacer y una lavadora por tender. ¿Os parece mal? pues lo siento.
Hoy voy a dejar que escriba mi padre. Murió hace doce años y dejó escritas algunas cosas, muy pocas. Hoy, por casualidad he encontrado uno de esos pequeños textos. Está fechado el 15 de junio de 1987, pero la historia que cuenta se remonta al 15 de junio de 1938. A él le hubiera gustado verla publicada, así que os dejo con un retazo de unas memorias que nunca llegó a terminar.
15 de junio de 1938. Siete de la tarde. 
Estamos en la playa de Cullera, varios paisanos destinados en el batallón de ametralladoras. Esperamos, como todos los días, la llegada de las barcas de pesca que nos suministrarán de pescado fresco para la merienda cena de dicha tarde. A lo lejos distinguimos más mástiles de los habituales. No eran cuatro o cinco barcas las que llegaban como todos los días, sino diez o doce. De momento, aquello era inexplicable, algo pasaba. Tendríamos que esperar la llegada para saber a qué atenernos. Tardaron en llegar un buen rato. A medida que se acercaban a la costa pudimos ver que las barcas venían a tope de gente. Cuando estaban ya casi medio varadas en la arena, empezaron a bajar mujeres, niños, ancianos, todos ellos dando unos gritos alucinantes: ¡los nacionales han cogido Castellón de la Plana! ¡Aquello es un espectáculo dantesco, la gente huye como puede, a pie, a campo través, por mar!. ¡Han entrado en Castellón y las fuerzas republicanas ya no oponen resistencia, no los pueden contener! - gritaba una mujer completamente angustiada., Con sus bardos y sus maletas  venían hacia nosotros. ¿Vosotros qué hacéis aquí? - nos decían-. Id a contenerlos - gritaba una joven. Si más pronto lo dice un toque de corneta nos puso a todos sobre aviso. El cornetín de órdenes de nuestro batallón tocaba generala. ¡Al cuartel todos! ¡urgente! nos dijo un oficial que acompañaba al cornetín. Rápidamente nos fuimos al cuartel que estaba junto a la estación del tren. Al llegar a la explanada de la estación ya vimos un convoy de siete u ocho vagones con una locomotora que echaba humo negro y denso, no había duda que estaba haciendo presión, así como que aquel convoy venía a por nosotros. La gente acudía a la estación comentando a voces: ¡se van los soldados! ¡los nacionales han cogido Castellón ¡se van a ver si pueden pararlos! 
Diez de la noche. El convoy se pone en marcha. La gente agita los pañuelos en señal de despedida; la gente, emocionada, llora. 
Doce de la noche. El convoy está parado en las afueras de la ciudad de Valencia. Hay un silencio sepulcral. Los haces de luz buscan en el cielo a los aviones enemigos, que intentan bombardear la capital. Se oyen unas estampidas. Están bombardeando el puerto. Las bombas caen en el Grao, según comenta un empleado de ferrocarriles que está hablando con varios de nuestros compañeros...


Y hasta aquí. No he encontrado la continuación, pero me ha parecido un testimonio interesante. En el año 38, cuando suceden los hechos, mi padre tenía 18 años y luchaba en la zona que le había tocado.  Ese tren que se había detenido en Valencia, les condujo hasta los camiones que les llevaron hasta Lliria, y de ahí al frente. Primera línea. Estuvo en el frente de Espadán donde tuvieron lugar terribles combates, entre ellos la batalla del Castillo de Castro que se cobró numerosas víctimas Pero, afortunadamente, pudo contarlo y escribirlo. Así que disculpadme por haberle dejado hoy este espacio a él. Sin duda, lo que escribimos nos sobrevivirá y, de alguna forma, nos hará eternos, y no sólo a nosotros sino también a nuestros recuerdos.  

10 comentarios:

  1. Sí, el Castillo de Castro pertenece a la Alfondeguilla, a sus pies, la Fuente de Castro pertenece a Eslida. El pueblo de mis mayores. Mi pueblo.
    El frente se estabilizó entre la Costera, al Este, de un bando y el Puntal del Aljub, al oeste, del otro bando. Ambas referencias sobre el pueblo. A uno y otro lado del mismo
    Durante un fuego, en los años 70, de los pinos de la Costera acudí a apagarlo y las explosiones de la munición que aún queda eran impresionantes. Quedan trincheras, munición, casamatas,...Nos obligaron a abandonar el lugar.
    Como pasa siempre en frentes estabilizados por la noche se pasaba de un bando a otro. Para mandar recados, intercambiar productos, etc.
    El paso se hacía a través de una casa que agujerearon y estaban fuera de la línea de los tiradores.
    Era la casa de mis abuelos. Luego de mi madre. Ahora mía y de mi hermana.
    Sí son recuerdos duros.

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    1. has dado tu más información que yo. Mi padre me contaba a veces que se ponían de acuerdo con el otro bando para bajar a comprar al pueblo, pero a mí me parecía de broma. Mi tío - hermano de mi madre- estaba en el mismo batallón que mi padre, pero una noche se pasó a los nacionales. Interesantísimo el tema de la casa. Voy encontrando más cosas. Ya las publicaré. Una casa histórica, la tuya. Excelente comentario.

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  2. Desde luego es un testimonio muy interesante, gracias por compartirlo. Un abrazo

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    1. Gracias por leerlo, Ester. A mi padre le hubiera encantado.

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  3. Un testimonio de primera mano. Me parece muy interesante Amparo. Uno lee historias, novelas e intenta imaginar como fue aquello, pero para mi estas historias de padres y abuelos en primera persona le dan una dimensión distinta.
    Gracias por compartirlo. Una pena que no tengas la continuación.

    Besos

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    1. Gracias Jara, Voy encontrando cosas, incluso cartas, Hay que conocer la historia para no repetirla y ojalá él estuviera aún aquí para seguir contando s us historias de la guerra. El estaría encantado con vuestras lecturas. Era un hombre de honor, muy bueno.

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  4. Muy interesante y emotiva.
    Muchas gracias por compartirla. Nos ayuda a tener una idea real del día a día en aquellos duros momentos.

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    1. Voy encontrando cosas. A él le hubieran encantado vuestros comentarios. Gracias.

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  5. Que interesante y bien lograda historia.

    Ya se de donde viene tu vena literaria.

    Un abrazo!!!

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    1. Mi padre comenzó a escribir sus memorias dela guerra civil española, pero no pudo acabarlas. Ahora estoy encontrando retazos aquí y allá y, por su valor histórico, los iré publicando. Gracias Ricardo.

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