domingo, 29 de junio de 2014

El secreto de Maurice. Capítulo XXVIII


Cuando Javier observó esa noche el carrillo levemente amoratado de la niña no se alteró demasiado. 
- Son gajes del oficio - dijo-. Algunos niños muerden. ¿Qué te ha comentado su monitora?
- Que fue un descuido, que ocurrió mientras la niña dormía, y que a la madre del niño le han hecho saber la reprobable conducta de su hijo. 
Javier me miró con una sonrisa mientras acariciaba la mejilla violácea de su hija. 
- ¿Cuántos años tiene el agresor?
- Dos años y medio, creo.
- Un peligro - replicó Javier con ironía.- Habría que ponerle un bozal a ese niño ¿Qué hubiera pasado si hubiera sido Alice la que hubiera mordido? 
- Pero es que ella no... -intente protestar-. 
Javier me interrumpió.
- No hay que dramatizar tanto las conductas de los niños - aseveró-, porque al final habrá reformatorios para lactantes. Realmente, son las monitoras  las que deberían estar más atentas para que no se produzcan agresiones entre los niños. 
 En eso estaba de acuerdo ¿Cómo culpabilizar a un niño que apenas balbuceaba?
- ¿Cómo está Juliette? - dije con el firme propósito de cambiar de tema. 
- Bien - contestó-. No hay de qué preocuparse. Lo cierto es que, hablando de dramatizar, el otro día fui yo quien lo hice.  Perdí los nervios. Tengo que pedirte disculpas por hacerte venir de forma tan precipitada y fastidiarte el fin de semana 
Me hice la sueca. 
-  No me fastidiaste nada. Es normal preocuparse. Los coches dan tantos sustos...
Nada más pronunciar la palabra coche me acordé de Coraline. Debía decirle cuanto antes que François no estaba muy dispuesto a aceptarla como compañera de piso y que teníamos que buscar otra opción aunque no tenía ni idea de cuál podía ser ésta. 
- Javier - dije -, ¿puedo salir un rato? Tengo algunas cosas que hacer. Será sólo media hora. 
- Claro. Alice ya ha tenido bastantes emociones por hoy y necesita mimos y juegos. Vete tranquila. 
No pretendía ser pesada pero debía insistir otra vez. Pensaba, quizás de forma egoísta, que aquel acogimiento no sólo sería bueno para Coraline sino también para François. Este era demasiado mayor para vivir solo y ocuparse de sus cosas. Además, sólo pensar que Coraline tenía que regresar a su piso en aquel barrio desesperanzado, donde las vidas estaban tan rotas como los cristales de las ventanas y donde, más pronto o más tarde, volvería a ser víctima de las iras de alguien, me ponía los pelos de punta. Así que me puse el abrigo, cogí el bolso y salí a la calle. Todavía no había anochecido pero la tarde era fría y desapacible. Al llegar al parque de René Viviani vi una oscura figura sentada en un banco. No me lo podía creer, era François.
- François -  le dije- ¿que hace aquí? Hace frío. 
El anciano me miró con aquellos ojos grises y cansados, no exentos de misterio. 
- Sabía que tu viendrais. Je veux parler avec toi.
Estaba empezando a pensar que aquel hombre tenía unas sobradas dotes adivinatorias. 
- ¿Quería hablar conmigo? Dispongo de poco tiempo. He dejado a la niña con Javier. 
- Como está la petite?
- Bien, ha sido sólo un susto. 
- Oh mon Dieu - exclamó - ni les enfants se libran de notre violence. 
Afirmé con la cabeza y callé. Yo también quería hablar con él pero quería saber antes lo que él tenía que decirme. El anciano miraba al suelo mientras jugueteaba con sus dedos arqueados. Me estaba quedando helada. 
- He pensado mucho - susurró-.
-¿En?
- Je veux que tu amiga venga a mi casa, mais avec unas claras termes. 
Sentí saltar mi corazón como si quisiera escaparse del pecho. 
- Con condiciones, naturalmente -confirmé-. 
- No música moderna y no amigos en casa. 
- Está claro, François -respondí con una sonrisa-. No sé cómo agradecerle...
 El hombre me miró. Sus ojos brillaban y viajaban de nuevo hacia el pasado. 
- Los alemanes me quitaron mon fis de cuatro años. Mi casa necesita luz. Elle pourrait être ma petite-fille. 
Efectivamente, ella podía ser su nieta. Era como si el circulo se cerrara en torno a un recuerdo doloroso e indeseable. 
- No se arrepentirá -no estaba tan segura de lo que decía-. Coraline puede hacer alguna cosa de la casa y, desde luego, seguro que le hace compañía. 
De repente, el anciano pareció impaciente.
- ¿Cuándo vendrá?
- Está noche hablaré con ella - aseguré-.
Le cogí las manos y sentí que estaban heladas.
 - Gracias François, está cogiendo frío, váyase a casa. 
El hombre se alzó con dificultad.
- ¿Le conté lo de Marguerite?
- Sí. 
- Son pere, Henri, estaba en Niza. Era viejo et il était fatigué.. A veces el amor no todo lo puede.


Dejé a François a la puerta de su casa. Me sentía ansiosa. Tenía que localizar a Coraline para contarle la mejor de las novedades. Debía - más bien quería-.  hablar con Guillermo para ponerle al día de  todos los acontecimientos. Y, por supuesto, debía cumplir con mis obligaciones, hacer las camas, acostar a Alice, pensar. Del cielo gris caían finas gotas como alfileres. La última frase de François  me había golpeado como una piedra: En ocasiones el amor no todo lo puede. 

De repente sentí frío, un frío que no venía de fuera, sino de dentro, de lo más recóndito de mis entrañas. Recogí a Alice y me alegré de que Javier no me sometiese a un indiscreto interrogatorio, subí a casa, le puse un mensaje a Coraline comunicándole la buena noticia y cerré la puerta con el mismo ímpetu como si en aquel momento me estuvieran persiguiendo todas las huestes del III Reich. 

6 comentarios:

  1. Sí es una muy buena noticia. Esperemos que ahora Francois no coja una pulmonía.
    En cuanto a ti voy a tener que creer eso de que la historia a estas alturas ya se escribe sola, porque.... ¡ vaya velocidad !

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    1. Gracias Elías. la verdad es que tengo poco tiempo pero el poco tiempo libre que tengo, escribo. Además, me he propuesto acabar esta novela en el plazo de unos meses - no sé cuántos-, así que tengo que ser perseverante. Gracias por tu comentario.

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  2. Velocidad y calidad.
    La historia se pone cada vez más interesante.
    Ánimo y a terminarla,

    Saludos Amparo.

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    1. Hombre, velocidad no tanta y calidad... ojalá. A ver si este verano -trabajo en agosto-, consigo acabarla, aunque creo que me va a dar un poco de penita dejar atrás a mis personajes.

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  3. Lamento no poder seguir la historia por lo avanzada que está, pero si te puedo decir que se perciben buenos moldes en tu forma de narrar y resulta interesante esa mescolanza de idiomas que haces. Veo que la vas escribiendo sobre la marcha, con lo cual te animo a que sigas hasta el final para no defraudar a nadie. Luego, ya tendrás tiempo para darle los últimos toques.
    Un abrazp

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    1. Efectivamente, la voy escribiendo sobre la marcha y con muy poco tiempo, pero va saliendo. Como tu dices, habrá que darle bastantes retoques cuando esté finalizada porque ahora mismo me cuesta tener una idea global de toda ella. Incluso puede ser que haya cambiado algún nombre secundario. Yo soy más de relato corto pero tenía que intentarlo con la novela. Gracias Arruillo. Estoy abierta a cualquier consejo.

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