Había escrito a mano un texto conmemorativo de mis tres años como bloguera. Lo había escrito concienzuda, ilusionadamente. Y lo perdido. ¿Qué queréis que os diga? Igual lo encuentro mañana, pasado o nunca. Así que he decidido volver a escribirlo porque tres años no se cumplen todos los días.
Como muchos de vosotros, queridos blogueros y lectores. más de una vez me he sentido tentada de tirar la toalla, de dar carpetazo y decir hasta aquí hemos llegado. Pero no sé qué fuerza interna - o externa-, me ha hecho continuar escribiendo, algo que empecé a hacer cuando tan sólo contaba doce años.
Así que hoy estoy de fiesta. Más de 15.000 visitas, 60 seguidores -´muy fieles, por cierto-, 900 comentarios y, sobre todo, muchos amigos, incluso allende los mares. No voy a decir nombres porque siempre olvido a alguien y eso me da mucha rabia, pero mientras escribo estas improvisadas líneas, recuerdo cada uno de vuestros nombres y de vuestros blogs.
Hoy mi jardín de jazmines abandonados es un jardín florido lleno de gente que quizás llegó de forma casual y se ha quedado para siempre.
En estos tres años he aprendido algunas cosas que no están de moda: trabajo constante, ilusión y perseverancia. Es verdad que en ocasiones la inspiración nos sopla cosas al oído y en otras parece que se toma vacaciones. Pero cuando hay algo que contar, al final se cuenta. Puede ser que con palabras más bellas o más vulgares, pero al final se cuenta.
Así que levantemos nuestras copas y brindemos por el placer de escribir unas palabras junto a otras y construir frases que puedan llegar, y conmover, el corazón de alguien.
Y si mi blog cumple tres años es, sin duda, gracias a vosotros. Porque sin lectores un escritor no es nada. Gracias.